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Washington.— El fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, anunció ayer que el Departamento de Justicia ha abierto una investigación por crimen racial tras el asesinato de tres afroestadounidenses por un supremacista blanco el sábado en Jacksonville, Florida.
“Nadie en este país debería vivir con miedo a la violencia alimentada por el odio y ninguna familia debería tener que lamentar la pérdida de un ser querido por la intolerancia”, condenó Garland en un comunicado.
El fiscal general detalló que su departamento está investigando el tiroteo de Jacksonville como “un crimen de odio y un acto de extremismo violento por motivos raciales”. Garland expresó su “más sentido pésame” a los familiares de las víctimas y prometió que el Departamento de Justicia “nunca dejará de trabajar para proteger” a los ciudadanos del odio.
Un supremacista blanco mató el sábado a tres personas en una tienda de la ciudad de Jacksonville, en el norte del estado de Florida, antes de suicidarse.
Ryan Palmeter, de 21 años, utilizó un fusil largo y una pistola de marca Palmetto que había comprado de forma legal y en la que había pintado una esvástica.
Las víctimas son Angela Carr, de 52 años, asesinada en su vehículo frente a la tienda; el trabajador del negocio A.J. Laguerre, de 19 años, quien fue tiroteado mientras intentaba escapar; y Gerrald Gallion, de 29 años, agredido al entrar al establecimiento.
Antes del ataque, el asesino había intentado acceder a la Universidad Edward Waters, un centro educativo tradicionalmente para la comunidad negra, pero un encargado de seguridad le negó la entrada porque no quiso identificarse.
El agresor compró una pistola en abril y un rifle estilo AR-15 en junio, dijo el alguacil T.K. Waters. Vivía con sus padres en la cercana Orange Park y no tenía antecedentes penales, aunque había estado temporalmente detenido involuntariamente bajo la Ley Baker en 2017, dijo el sheriff. “En esta situación, no había nada ilegal en que él poseyera las armas de fuego”, dijo.
La policía detalló que Palmeter envió varios manifiestos para sus padres, en los que detallaba su odio hacia los afroestadounidenses. Según Waters, esos manifiestos “detallaban la repugnante ideología de odio del autor del tiroteo. En pocas palabras: este tiroteo tuvo una motivación racial y [Palmeter] odiaba a los negros”.
Waters aseguró que “el manifiesto es, francamente... el diario de un loco”. También dijo que el atacante “sabía lo que hacía. Estaba 100% lúcido. Sabía lo que hacía y, de nuevo, es decepcionante que alguien llegue a estos extremos para hacer daño a otra persona”.
Las pruebas han llevado a las autoridades a creer que Palmeter eligió el 26 de agosto para atacar con el fin de coincidir con el tiroteo de 2018 en un torneo de videojuegos que dejó dos muertos y nueve heridos.
El presidente Joe Biden condenó el ataque. En un comunicado, externó sus condolencias y lamentó que el crimen tuvo lugar el mismo día en que se conmemoró el 60 aniversario de la Marcha en Washing-ton contra el racismo, en la que el reverendo Martin Luther King Jr. pronunció su histórico discurso “I have a dream [Tengo un sueño]”.
“Tenemos que decir de manera clara y contundente que no hay sitio para el supremacismo blanco en Estados Unidos. Debemos negarnos a vivir en un país donde las familias van a la tienda o al colegio con el temor a ser asesinadas por el color de su piel”, expresó Biden. “El silencio es complicidad y no debemos permanecer callados”, agregó.
El gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis emitió una declaración de condena de los hechos en la que dijo que el asesino “eligió a las víctimas según su raza, algo totalmente inaceptable”. Sin embargo, expertos lo acusaron no sólo por su discurso divisivo de campaña, sino por haber firmado en abril una ley que permite portar un arma de fuego sin necesidad de permiso estatal.