¿Sigue el pueblo de Ecuador en pie de lucha o ya se está alcanzando la calma en el país suramericano?
Dos visiones de lo acontecido convergieron este miércoles en Ecuador, en medio de la multitudinaria marcha liderada por los grupos indígenas en la capital contra las medidas del gobierno conocidas como el "paquetazo".
Miles de indígenas marcharon por el centro histórico de Quito, en protesta por la eliminación del subsidio a los combustibles que entró en vigor la semana pasada. Algunos de ellos, reclamando directamente la salida del presidente Lenín Moreno.
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Los manifestantes salieron desde la Casa de la Cultura Ecuatoriana, situada en el llamado Parque El Arbolito, donde se reunieron tras llegar a principios de semana desde el interior del país a pie, o en autobuses y camiones.
Los indígenas se unieron en la marcha con representantes de los sindicatos y otros movimientos sociales, y a lo largo del día se produjeron violentos choques y cargas policialesen algunos puntos de la ciudad, informó la agencia de noticias EFE.
Pese a ello, en la tarde, el presidente Moreno sorprendió con un mensaje por Twitter en el que aseguró que "las marchas se desarrollan con normalidad" y dio a entender que se había abierto la puerta a un diálogo.
"Estamos obteniendo los mejores resultados en el diálogo con nuestros hermanos indígenas. Sin duda alguna, esto se va a solucionar muy pronto", manifestó Moreno, en un video que acompañó su publicación.
"Hermanos indígenas: nunca les he ofendido. Siempre les he tratado con respeto y cariño", agrega en el video, donde se le ve arribando a la capital, Quito, tras decidir esta semana abandonar esta ciudad y mover la sede del gobierno a Guayaquil en medio de las crecientes protestas.
El vicepresidente Otto Sonnenholzner también señaló a la prensa que se había iniciado un diálogo con los movimientos indígenas y de trabajadores, apoyado por la ONU, la Iglesia Católica y rectores universitarios, según recogió la agencia Reuters.
Los grupos de manifestantes, sin embargo, no tardaron en contradecir la versión del Ejecutivo y rechazaron que se estuviera dando tal acercamiento.
"Ante campaña mediática de desprestigio, circulación de información falsa, malintencionada y descontextualizada ACLARAMOS a nuestras bases y ciudadanía que NO hemos negociado ni llegado a ningún acuerdo con este Gobierno represor y criminal", se lee en el Twitter de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE).
La Confederación -el mayor organismo indígena en el país- también denunció estar siendo víctimas de una "violencia desmedida" por parte de las fuerzas policiales de Moreno, mientras éste asegura que "las marchas se desarrollan con normalidad".
Por su parte, el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) de Ecuador negó que hubiera un proceso de diálogo con el gobierno, y advirtió que las protestas continuarán mientras el Ejecutivo de Moreno no dé marcha atrás en sus medidas.
No obstante, desde la FUT reconocieron que hubo acercamientos iniciales a expensas de la representación de Naciones Unidas en Ecuador, las universidades y la Iglesia católica.
El presidente de turno del FUT, Mesías Tatamuez, consideró que a eso no se le puede llamar diálogo pues el gobierno, dijo, se ha rehusado a hablar sobre el principal planteamiento de los movimientos sociales que es la suspensión del decreto que incrementa el precio de los combustibles, informa Efe.
"Pacificar el país"
También esta tarde, el Secretario General de la Presidencia, José Agusto Briones, anunció en conferencia de prensa una serie de propuestas que pretenden llevar a la mesa de negociaciones con los indígenas.
Entre ellas, se incluyen 6 puntos relacionados con asuntos que generan malestar entre esta comunidad como son el agua, la tierra, la equidad y la educación.
El objetivo de estas propuestas, dijo Birones, es "compensar los efectos del fin del subsidio a los combustibles" y generar nuevas oportunidades.
El gobierno pone sobre la mesa, por ejemplo, facilitar el acceso al agua a través de un sistema de riesgo parcelario; reestructurar deudas de las organizaciones que no estén al día en los pagos del financiamiento de sus terrenos; financiar el seguro agrícola; o condonar el 100% de las multas impuestas por la Secretaría del Agua".
Briones advirtió que para negociar es necesario "pacificar al país". Según su testimonio, el país estaría buscando el apoyo de la ONU como mediador para dar una salida a la crisis.
El secretario, según recoge el diario El Universal de Ecuador, se mostró más comedido respecto a las supuestas conversaciones con los grupos de manifestantes al señalar: "Aún no se inician, estamos conversando".
Ecuador ya está sintiendo el impacto económico de las protestas, pues con el paro la nación se ha visto obligada a reducir su producción de petróleo, el principal producto de exportación.
También se ha comenzado a sentir la escasez de productos en mercados callejeros, la especulación en el precio de alimentos y fletes, además de un aumento del precio del pasaje del transporte urbano en algunos municipios.
Análisis de Matías Zibell
Colaborador de BBC News Mundo en Quito, Ecuador
El paro nacional de este 9 de octubre estaba destinado a ser la jornada que definiera, para un lado o para el otro, el conflicto que tiene paralizado a Ecuador desde hace una semana.
Si los grupos indígenas tomaban un palacio presidencial abandonado por el propio presidente, habrían logrado un triunfo simbólico que les hubiera permitido reclamar con más pergaminos la derogación del decreto que terminó con los subsidios a los combustibles.
Una toma contundente del centro histórico de Quito hubiese, quizás, obligado al presidente a renunciar, debido a su arriesgada jugada de trasladar la sede del poder ejecutivo a Guayaquil.
Pero nada de esto ocurrió. La manifestación no pudo ni llegar a la Plaza de la Independencia, donde está el palacio de Carondelet, y tuvo que abandonar el centro capitalino tras una serie de enfrentamientos con policías y militares que lanzaron gases lacrimógenos ante cada embate.
Sin embargo, el presidente -quien volvió a Quito este miércoles pero no apareció por Carondelet- tampoco tuvo todas las de ganar, ya que el carácter multitudinario de la movilización de los indígenas y otros sectores de la oposición mostró la contundencia del rechazo a sus medidas de austeridad en los sectores sociales menos favorecidos.
Esa pudo haber sido la razón para que el mandatario celebrara las manifestaciones pacíficas de los "hermanos indígenas" y destacara los diálogos con estos grupos.
Por lado de la CONAIE, no es de sorprender que haya negado la existencia de estos acercamientos, luego de que sus bases hayan sido reprimidas por dos días seguidos por las fuerzas de seguridad.
Esas bases con las que habló BBC Mundo este miércoles en el centro de Quito, ya estaban incluso pidiendo más que la dirigencia: no solo la vuelta atrás de las medidas económicas, sino también la renuncia de Moreno.
La ausencia de un claro ganador puede extender el conflicto, o -por el contrario- obligar a las dos partes a terminar con esta guerra de desgaste y llevarlas a la mesa de negociación.
"Golpe de estado"
Varios analistas consideran que la situación política en Ecuador se puede volver extremadamente caótica y que es imposible predecir cuál será su desenlace.
Las protestas y los enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas del orden público no terminan. El martes, un grupo de manifestantes consiguió acceder temporalmente al Parlamento nacional, al grito de "¡fuera, Moreno!", si bien fueron evacuados poco después.
Este miércoles la CONAIE compartió en Twitter imágenes de la jornada de protestas, en las que se pueden ver a varias personas heridas y ensangrentadas.
Pese a la creciente tensión en las calles, el presidente sigue defendiendo su decisión sobre los combustibles, aunque llamó al diálogo "sincero" a los grupos sociales.
"Es una medida justa que beneficia a los más pobres y va en detrimento de aquellos que se han estado beneficiando de un subsidio de lo más injusto", aseguró en una entrevista exclusiva con BBC Mundo.
En su conversación telefónica con este medio, Moreno también acusó a su antecesor Rafael Correa y al presidente venezolano Nicolás Maduro de instigar la violencia en las calles, un extremo que ambos negaron.
A Correa también lo acusó de haber dejado al país en una situación económica desfavorable y que, según el mandatario, es parte de la razón por la cual fueron implementadas sus polémicas medidas.
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