Copenhague.— El Nobel de la Paz reconoció ayer por primera vez la libertad de expresión e información con un premio a dos periodistas, la filipina María Ressa y el ruso Dmitry Muratov.
Muratov forma parte del equipo que fundó el diario independiente ruso Novaya Gazeta en 1993. La entrega del premio a Muratov, de 59 años, coincide con el 15 aniversario del asesinato de su emblemática periodista Anna Politkovskaya, cuyo crimen prescribió el jueves sin que sus autores intelectuales hayan rendido cuentas ante la justicia.
El periodista nació en 1961, en Kuybyshev (actual Samara). Fundó Novaya Gazeta en 1993 y sigue siendo su principal impulsor junto con una plantilla de 60 personas. Novaya Gazeta ha sacado a la luz “la corrupción, la violencia policial, los arrestos ilegales, el fraude electoral y las granjas de trolls”, señaló el Comité Noruego del Nobel, unos temas por los que ha pagado un alto precio: seis de sus periodistas fueron asesinados.
Muratov catalogó el premio como “una retribución al periodismo ruso que ahora está siendo reprimido”. Muratov les dedicó el premio a sus compañeros: “No puedo atribuirme el mérito. Es de Novaya Gazeta. Es de los que murieron defendiendo el derecho de la gente a la libertad de expresión”, dijo. Tras el anuncio, el Kremlin saludó la “valentía” y el “talento” del reportero. Novaya Gazeta fue creado en 1993 con la ayuda de Mijaíl Gorbachov, que precisamente destinó una parte del dinero que obtuvo al ganar el Nobel de la Paz tres años antes. Novaya Gazeta ha publicado en los últimos años artículos sobre corrupción, informaciones sobre las ejecuciones extrajudiciales y persecuciones contra homosexuales en Chechenia y también participó en la investigación de los Panama papers.
La historia de Novaya Gazeta comenzó cuando los periodistas del diario Komsomolskaya Pravda decidieron crear un medio. El último dirigente de la era soviética, Mijaíl Gorbachov, les ayudó a lanzarlo invirtiendo para ello el dinero recibido cuando ganó el Nobel de la Paz en 1990, explicó en su momento el redactor jefe de la época, Serguéi Kojeurov.
Actualmente, Gorbachov sigue poseyendo, junto al empresario Alexander Lebedev, muy crítico con el Kremlin, partes minoritarias del periódico. El resto pertenece a la redacción. En abril de 2017, el periódico publicó la existencia de “campos de detención secretos” para homosexuales en Chechenia. Muy respetado en el extranjero, Novaya Gazeta sigue siendo un medio marginal en Rusia.