San José. – Los países importadores de petróleo de América Latina y el Caribe empezaron a adoptar medidas comerciales, tributarias y financieras preventivas para tratar de amortiguar el golpe por el acelerado incremento del precio del crudo-petróleo provocado por la guerra entre Rusia y Ucrania y tras completar más de dos años de parálisis económica como secuela del coronavirus.
La crisis bélica en Europa agravó el panorama energético regional a partir del 24 de febrero anterior con la invasión de Rusia a Ucrania, pero desde 2021 hubo reiteradas alertas sobre el comportamiento del crudo.
Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que pertenece al sistema de la Organización de Naciones Unidas (ONU), mostró que los “mayores aumentos de precios” de enero a octubre de 2021 correspondieron al carbón (119%), el gas natural (96%) y el petróleo (71%), entre los productos energéticos. El petróleo aumentó 73% en 2021 frente a 2020.
Las alertas de la Cepal resonaron antes del inicio de hostilidades entre rusos y ucranianos. “La demanda de petróleo se recuperó mucho más rápido que la oferta, presionando los precios al alza. China e India han intentado frenar los precios anunciando la venta de petróleo desde sus reservas estratégicas (en 2021). Pese a estos esfuerzos, los precios han seguido aumentando y superaron los 80 dólares en octubre de 2021”, agregó la Comisión.
El costo de las importaciones de combustibles y lubricantes de la zona llegó en el primer trimestre de 2021 a 58 mil 760 millones de dólares, para un crecimiento del 42.3% con respecto al periodo de enero a marzo de 2020, precisó.
La Cepal informó en enero de este año que América Latina y el Caribe desacelerarán su ritmo de crecimiento en 2022 a 2.1%, tras crecer 6.2% promedio en 2021 y luego de la caída de 2020 a causa del coronavirus del menos 7.7, la peor contracción del Producto Interno Bruto (PIB) de la región en más de un siglo.
Los efectos financieros del conflicto militar entre Rusia y Ucrania apenas comienzan a ser contabilizados, en una perspectiva de agravamiento, inestabilidad y alzas constantes en el mercado global de hidrocarburos.
“No solamente impacta el combustible directamente el uso en los vehículos”, explicó el secretario de Energía de Panamá, Jorge Rivera. “(Impacta) también a la agricultura, al resto de las actividades y por allí la canasta básica”, recordó, por lo que se analizan “alternativas”.
El gobierno de Guatemala, entre tanto, comenzó a evaluar ayer un subsidio temporal de dos meses de unos 65 centavos de dólar por galón para evitar el aumento del diésel, usado por 98% de la cadena de transporte de productos básicos.
El plan tendría un costo de unos 69 millones de dólares y generaría más presión sobre las finanzas públicas. También se analiza subir el monto del subsidio de energía eléctrica para hogares que consuman 100 kilovatios.
Los bandazos mundiales del petróleo aumentaron las tarifas de los autobuses del transporte remunerado de personas en Costa Rica.
El gobierno costarricense aceptó una rebaja transitoria de unos 2.5 centavos de dólar por litro de diésel y de gasolina para intentar sofocar el golpe económico por la crisis en Ucrania. Entre las propuestas están hacer un descuento en el impuesto de la renta que pagan autobuseros, agricultores, transportistas y taxistas por cada litro consumido de combustible.
Un gremio privado que opera las estaciones expendedoras de combustible rechazó un plan gubernamental para rebajar los márgenes de ganancia y advirtió que sería un “golpe fulminante”. El gobierno admitió que una escalada podría repercutir en la canasta básica.
Honduras, que teme que el galón de los combustibles se aproxime a los 5 dólares, estudia una oferta de los distribuidores de productos de petróleo para definir horarios especiales de salida de diferentes sectores en horas picos y por placas.
República Dominicana podría congelar precios de los derivados del petróleo, eliminar aranceles para importar alimentos y aumentar subsidios en gas y energía.
Las dificultades financieras son crecientes para los países latinoamericanos y caribeños que son importadores de petróleo y están fuera del club de productores, integrado por México, Venezuela, Colombia, Brasil, Ecuador, Argentina, Bolivia, Perú o Cuba.
La generación diaria cubana de unos 50 mil barriles es insuficiente para cubrir su demanda, por lo que la factura petrolera es uno de los principales problemas de Cuba. Venezuela se confirmó en este siglo como su principal proveedor.
En el área hay países que son pequeños extractores de crudo, como Chile, Belice, Barbados y Jamaica, en comparación con los gigantes del mercado.Guatemala produjo 2 millones 302 mil 84 barriles de crudo en 2021, para una segunda caída consecutiva luego de que en 2020 llegó a 2 millones 852 mil 212, por lo que tampoco está entre los exportadores, según cifras oficiales.
Como vecino por el este de Venezuela, Guyana entró en diciembre de 2019 al listado de naciones petroleras con 12o mil barriles al día y perspectivas de llegar a 750 mil o un millón al 2025 en una zona que mantiene en una pugna territorial con sus vecinos venezolanos.
Surinam, otro pequeño país del norte de América del Sur y adyacente a Guyana por el este, acumuló experiencia como pequeño productor para su consumo, aunque en 2020 ingresó a la lista.
Tampoco todos los latinoamericanos y caribeños son exportadores y dependen de las importaciones, como Perú, que alertó que hay que prepararse para un encarecimiento de sus compras en el exterior, de sus producciones de maíz y trigo y otros factores paralelos.
“El mundo ya cambió”, describió el presidente de Uruguay, Luis Alberto Lacalle.
“Va a haber un aumento en las materias primas, algunas de las cuales producimos. Ya está habiendo aumentos en otras materias primas que nosotros importamos, o sea que hay alteraciones económicas importantes que hacen que todo el mundo tenga que prever las próximas estrategias”, anticipó.