A la postre, la llamada a un excomediante ucraniano no le dio gracia al presidente Donald Trump , al contrario, lo llevó a ser el tercer mandatario en la historia estadounidense en enfrentar un

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En septiembre, The Wall Street Journal y otros medios revelaron que el gobernante republicano presionó a su par, Volodimir Zelensky , un exactor televisivo, para que investigara al precandidato demócrata Joe Biden , y a su hijo, Hunter. Desde ahí, la sombra del impeachment sobrevoló la Casa Blanca y sería la base del cargo que le imputaron a Trump por abuso de poder.

De acuerdo con la denuncia de un informante anónimo, en esa conversación que se realizó el 25 de julio, el líder estadounidense condicionó 391 millones de dólares en ayuda a Ucrania a que en ese país se indagara al demócrata y a su familiar.

En septiembre, al margen de la Asamblea General de la ONU, Trump declaró: "No presioné a Ucrania". Desde entonces negó las acusaciones y ha recalcado que ese diálogo con su par europeo fue "perfecto".

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En el lado opuesto, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi , estaba reacia a iniciar una investigación contra el magnate, sobre todo luego de que la indagatoria por la injerencia rusa en los comicios de 2016 no tuviera el alcance esperado contra Trump; sin embargo, cambió de opinión y se volvió una de las principales figuras en este proceso.

Pelosi afirmó que "las acciones del presidente hasta la fecha violan la Constitución" y abrió el camino al proceso contra el gobernante.

"Cacería de brujas, cacería de brujas", respondió Trump, pero el proceso de impeachment siguió su curso.

Al intentar apagar la alerta por el juicio político, la Casa Blanca divulgó un borrador de la transcripción de la llamada entre los líderes, lo que provocó que los demócratas se convencieran más de que el magnate había actuado siguiendo sus propios fines.

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El proceso contra el mandatario continuó y la Cámara Baja citó a testigos para entrevistar; no obstante, desde octubre, la Casa Blanca notificó a los líderes demócratas que no participarían en la investigación "porque carece de cualquier fundamento constitucional legítimo".

Además, Trump bloqueó que compareciera Gordon Sondland, embajador estadounidense ante la

( UE ). Ese fue otro movimiento que le salió mal al mandatario. En primera, porque Sondland testificó, de todas formas, y segunda, porque fueron algunas acciones que propiciaran que lo imputaran de obstrucción al Congreso.

Sondland llegó a decir, ante la audiencia en la Cámara Baja: "¿Hubo quid pro quo? ... La respuesta es sí... Todo el mundo lo sabía, no era un secreto".

Sin embargo, también afirmó: "Trump nunca me dijo directamente que la ayuda estaba condicionada... Nunca escuché esas palabras".

Otro personaje que fue llamado a testificar fue Kurt Volker, entonces enviado especial de la Unión Americana para Ucrania. El hombre renunció a su puesto. De acuerdo con el denunciante, Volker tuvo reuniones con funcionarios ucranianos para decirles cómo lidiar con las peticiones de Trump a Zelensky.

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En el calendario de los demócratas siguió llamar a testificar a diplomáticos que sabían sobre la llamada, entre los que se incluía Mike Pompeo , secretario de Estado. Tanto él como el abogado del presidente, Rudy Giuliani, rechazaron la indagatoria y dijeron que los estaban acosando e intimidando.

El presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara Baja, Adam Schiff, fue quien los mandó citar, al igual que a otros cinco diplomáticos activos y retirados, por ejemplo, a Marie Yovanovitch, quien fue removida a inicios de 2019 como embajadora de Estados Unidos en Kiev tras aparentemente resistirse a que se presionara a Zelensky.

En octubre, Trump afirmó que su "deber absoluto" como presidente es investigar la corrupción, "incluso si eso significa pedir la ayuda de otro país".

El 13 de noviembre iniciaron las audiencias públicas contra el mandatario y los demócratas en la Cámara Baja citaron a funcionarios y exfuncionarios.

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Entre las personas que testificaron estuvo Yovanovitch. El viernes 15 de noviembre, el magnate tuiteó contra ella, mientras la exembajadora estaba en la audiencia en el Congreso.

El siguió a Trump incluso cuando estaba en cumbres internacionales, por ejemplo, la de la OTAN, en Londres. Desde ahí calificó al proceso como una “farsa”. Mientras el gobernante estaba en Reino Unido, el 4 de diciembre, el Comité Judicial de la Cámara Baja analizó el proyecto para redactar e imputar cargos contra el republicano. El día 13, el comité aprobó los cargos: abuso de poder y obstrucción al Congreso.

Al final, los artículos fueron votados y aprobados por el pleno de la Cámara de Representantes el 18 de diciembre. Los demócratas avalaron el artículo de destitución por abuso de poder en una votación de 230 a 197 y el de obstrucción al Congreso por 229 a 198.

Sin embargo, un día después, Pelosi metió freno al proceso. Exigió un proceso justo en el Senado y llamar a testigos.

En la Cámara Alta los republicanos tienen una mayoría de 53 senadores y para que ahí pase la destitución se necesitan 67 votos. Los números no dan… entonces es muy probable que el mandatario siga hasta 2020... luego ya hablarán los estadounidenses cuando voten el martes 3 de noviembre.

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