Era una conferencia para insistir en que hubo “fraude masivo” en las elecciones de Estados Unidos y anunciar nuevas demandas. Pero la atención se concentró en otra cosa: el tinte que chorreaba en la cara del abogado de Donald Trump, Rudy Giuliani, quien no paraba de sudar.
Ni CNN ni MSNBC la transmitieron, por la misma razón por la que cortaron la transmisión, hace unas semanas, del discurso del presidente Trump: la falta de pruebas sobre las afirmaciones de que la elección fue fraudulenta.
Pero otros medios, como Fox News, sí la transmitieron. Giuliani por momentos parecía totalmente fuera de sí, mientras aseguraba, sin mostrar evidencia alguna, que el magnate George Soros, el matrimonio Clinton y China están detrás de una “conspiración” para elegir al candidato presidencial demócrata, Joe Biden.
“¡Los observadores republicanos no pudieron ver nada!”, gritó, quejándose de que los mantuvieron demasiado lejos de los conteos estatales.
“No fue fraude de un voto, o de un estado. Es un patrón que se repitió en un número de estados”, insistió, aunque hasta ahora ninguna de las demandas presentadas ha logrado demostrar que haya habido el fraude que denuncian Trump y su abogado personal.
Mientras hablaba, comenzó a sudar, y los presentes comenzaron a ver dos hilos oscuros que corrían por el rostro de Giuliani.
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“Hubo un plan para ejecutar varios actos de fraude”, señalaba el exalcalde de Nueva York. Pero pocos le prestaban atención. El tinte corriendo por su cara se llevó la conferencia, y se viralizó. Giuliani se limpió con un poco de papel, pero ya era tarde.
Giuliani, sin práctica
Al representar a un cliente en un tribunal por primera vez en casi tres décadas, Rudy Giuliani demostró su falta de práctica cuando intentó demostrar que se ha despojado al presidente Donald Trump de su reelección.
El exfiscal federal y exalcalde de la ciudad de Nueva York, que está al frente de los esfuerzos de Trump para revertir el resultado de las elecciones, ingresó el miércoles al tribunal en la pequeña población de Williamsport, Pennsylvania, entre los gritos de aliento de unos pocos partidarios del presidente.
Durante las horas siguientes jugueteó con su cuenta de Twitter, olvidó a cuál juez se dirigía y lanzó acusaciones irracionales e infundadas sobre una conspiración nacional de los demócratas para robar la elección.
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No han surgido pruebas de tal cosa desde la jornada electoral.
Giuliani se mofó de un abogado adversario, al que llamó “el hombre que está muy enojado conmigo, he olvidado su nombre”.
Confundió al juez con el de un caso en otro distrito de Pennsylvania que desestimó otra denuncia de la campaña de Trump: “Me acusaron de no leer su opinión y de no comprenderla”.
Y se confundió con el significado de la palabra “opacidad”.
“En los condados de los demandantes se les negó la oportunidad de tener una observación sin obstrucciones y garantizar la opacidad”, dijo Giuliani. “No tengo certeza total sobre el significado de opacidad. Significa que se puede ver, ¿no es cierto?”
“Significa que no se puede”, dijo el juez federal Matthew Brann.
“Grandes palabras, su señoría”, dijo Giuliani .
En ocasiones la abogada de Filadelfia que colabora con Giuliani, Linda Kerns, se ocupó de responder a las preguntas de Brann.
lsm