San Juan.- El huracán Ernesto se fortaleció a la categoría 2 el jueves en su camino a las Bermudas tras dejar a cientos de miles de puertorriqueños sin agua ni electricidad en un calor sofocante, lo que ha generado preocupaciones sobre posibles riesgos sanitarios.
Está en vigor una alerta de huracán para las Bermudas. Se prevé que Ernesto pase sobre el archipiélago o cerca de él el sábado.
El huracán de categoría 1 se ubicaba a unos 730 kilómetros (450 millas) al sur-suroeste de las Bermudas el jueves por la tarde. Tenía vientos máximos sostenidos de 150 kilómetros por hora (90 millas por hora) y se desplazaba hacia el norte a 20 km/h (13 mph) en aguas abiertas.
“No puedo enfatizar lo suficiente la importancia de que todos los residentes usen este tiempo para prepararse. En el pasado ya hemos visto los devastadores efectos de la complacencia”, indicó el ministro de Seguridad Nacional, Michael Weeks.
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Se pronostica que Ernesto se convierta en un huracán de categoría 3 el viernes, y que luego su fuerza se reduzca al acercarse a las Bermudas, donde se prevé que arroje de 15 a 30 centímetros (6 a 12 pulgadas) de lluvia, y hasta 38 centímetros (15 pulgadas) en zonas aisladas.
“Todos los indicadores muestran que este sistema será un huracán de gran tamaño cerca de las Bermudas”, informó el Centro Nacional de Huracanes en Miami.
Posteriormente se prevé que Ernesto pase cerca o al este de la costa de Canadá en el océano Atlántico el lunes.
Mientras tanto, la tormenta generaba el jueves vientos australes en Puerto Rico, que tienen un efecto de calentamiento en contraste con el enfriamiento que traen consigo los vientos alisios que soplan desde el este.
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“Sabemos que muchas personas no tienen energía”, dijo Ernesto Morales del Servicio Meteorológico Nacional, al advertir sobre el calor extremo e instar a las personas a mantenerse hidratadas.
Más de 290 mil de un total de 1.4 millones de clientes seguían sin electricidad el jueves por la tarde, más de un día después que Ernesto pasara por Puerto Rico el martes en la noche cuando aún era una tormenta tropical, antes de adquirir fuerza de huracán. Hasta 735 mil clientes se quedaron sin electricidad el miércoles.
Cientos de miles de personas tampoco tenían agua. Muchas criticaban el apagón generalizado, dado que Ernesto sólo era una tormenta tropical cuando azotó la isla.
“No he podido dormir nada”, dijo Ramón Mercedes Paredes, un albañil de 41 años que planeaba dormir al aire libre el jueves por la noche para refrescarse. “Ni siquiera me he podido bañar”.
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En un parque pequeño del vecindario de Santurce en la capital San Juan, Alexander Reyna, un albañil de 32 años, tomaba una bebida deportiva de color rojo brillante que sus amigos le habían dado mientras algunos gallos cantaban cerca de allí, opacando el sonido de las fichas de dominó.
No tenía agua ni electricidad y planeaba pasar todo el día en el parque, al tiempo que lamentaba la falta de brisa. “Tengo que venir acá porque uno no aguanta eso en casa”, comentó mientras una ligera capa de sudor cubría su frente.
La situación preocupa a muchas personas que vivieron el huracán María, una poderosa tormenta de categoría 4 que golpeó a Puerto Rico en septiembre de 2017 y a la que se atribuyen al menos dos mil 975 muertes en el sofocante periodo tras su paso. También arrasó con la red eléctrica del país, que aún está en reconstrucción.
El Servicio Meteorológico Nacional emitió un aviso de calor el jueves, advirtiendo de “condiciones peligrosamente cálidas y húmedas”.
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Faustino Peguero, de 50 años, dijo que le preocupa su esposa, que sufre fibromialgia, insuficiencia cardiaca y otros padecimientos y necesita la electricidad. Él tiene un pequeño generador en casa, pero se está quedando sin gasolina y no puede comprar más porque no ha encontrado trabajo.
“Esto es un revolú (caos)”, lamentó.
Las autoridades indicaron que no saben cuándo se restaurará totalmente la electricidad. Mientras tanto, crecen las preocupaciones en torno a la salud de muchos puertorriqueños que no pueden adquirir generadores ni paneles solares en la isla de 3,2 millones de habitantes, la cual tiene un índice de pobreza de más de 40%.
Equipos de trabajadores han sobrevolado más de 870 kilómetros (540 millas) por todo Puerto Rico y han identificado 400 desperfectos en las líneas eléctricas, de los cuales 150 ya han sido reparados, dijo Juan Saca, presidente de Luma Energy, una empresa privada que maneja la transmisión y distribución de electricidad en la isla. La reparación de las averías restantes tomará más tiempo debido a que involucran árboles caídos, añadió.
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“No hemos visto nada catastrófico”, dijo.
Tras presionársele para que proporcionara un cálculo de cuándo se restaurará la electricidad, Alejandro González, director de operaciones de Luma, declinó dar una cifra.
“Sería irresponsable decir fecha exacta”, respondió.
Al menos 250.000 clientes en todo Puerto Rico tampoco tenían agua debido a los cortes de electricidad, cifra menor a los 350.000 que había al principio. Entre ellos está Gisela Pérez, de 65 años, que comenzaba a sudar mientras preparaba plátanos fritos, cerdo, pollo y espagueti en un puesto de comida. Cuando su turno concluyera planeaba comprar litros de agua, debido a que le preocupan especialmente sus dos perros pequeños, Mini y Lazy.
desa/mgm