Brasilia.— Los hospitales brasileños temen colapsar con el inminente auge de la pandemia de coronavirus, ante la falta de material y el relajamiento de las medidas de ais-lamiento social cuestionadas por el propio presidente Jair Bolsonaro.
Las señales de alarma se multiplican. En el país suman al menos mil 736 muertes y 28 mil 320 contagios, en medio de rumores de la posible dimisión del ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta.
En Sao Paulo hay al menos cinco hospitales con más de 70% de sus camas de cuidados intensivos ocupadas por pacientes con coronavirus y ese porcentaje se incrementa rápidamente. Un estudio muestra que el sistema de hospitales municipales de la ciudad de Sao Paulo (capital del estado) podría colapsar el 19 de abril, si las medidas de distanciamiento no se respetan.
El gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, que el martes anunció que contrajo el Covid-19, indicó que en su estado podrían faltar respiradores a partir del 28 de abril.
Mandetta reiteró en rueda de prensa que los datos de los expertos dicen que el pico de la pandemia en el país será entre mayo y junio, cuando las temperaturas bajarán, sobre todo en el sur del territorio, y el coronavirus coincidirá con las gripes típicas de esa época.
Reaparece Ortega
Tras 34 días desaparecido, ayer reapareció, en cadena nacional, el presidente nicaragüense Daniel Ortega, quien ha recibido amplias críticas por no tomar medidas para evitar la propagación del coronavirus.
El mandatario no anunció ninguna directriz contra la pandemia, sólo dijo que “tenemos las capacidades para atender a la población”. Expresó su solidaridad con las víctimas, pero tampoco explicó su ausencia, excepto por decir que “no hemos dejado de trabajar”. El resto de su discurso, de más de media hora, se dedicó a criticar a los países que producen armas nucleares y a Naciones Unidas.
Al finalizar, saludó de mano a los asistentes, pese a la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de no hacerlo.
En Colombia, donde se superaron los 3 mil contagios y 131 decesos, el gobierno avaló la excarcelación transitoria de más de 4 mil presos para reducir el hacinamiento en las cárceles y evitar la propagación de la enfermedad, que provocó la muerte de dos reclusos de una prisión del centro del país.
La medida tiene una duración de seis meses. Mientras tanto, decenas de colombianos se manifestaron en el norte de Bogotá, rompiendo el confinamiento, para reclamar a las autoridades que les donen alimentos o les permitan trabajar. “No recibimos ayuda en ningún lado”, dijo uno de los manifestantes.
En El Salvador, un grupo de enfermeros que trabaja en un hospital donde se atienden contagios fueron obligadas a abandonar sus casas por sus vecinos, argumentando que los podían contagiar.
En respuesta, el presidente Nayib Bukele ordenó contratar hoteles para que el personal de salud que combate la pandemia se hospede gratuitamente.