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Beijing.— La policía antidisturbios de Hong Kong arremetió ayer contra decenas de manifestantes que exigieron la retirada definitiva del proyecto de ley de extradición a China y la dimisión de la jefa del Ejecutivo, Carrie Lam.
Luego del asalto al Parlamento en el que una multitud de inconformes se abrió paso hasta el pleno el pasado lunes, esta vez los elementos de seguridad les hicieron frente a personas que se habían congregado frente a la estación de la que parten los trenes de alta velocidad hacia China continental.
Los hechos ocurrieron en el barrio de Mongkok, en el norte de la ciudad, después de que las personas se esparcieron en la noche. Los elementos antimotín se enfrentaron durante 20 minutos con un grupo de unas 300 personas, la mayoría de ellos enmascarados.
Momentos antes, en la estación de trenes de Tsim Sha Tsui, en el distrito peninsular de Kowloon, algunos manifestantes explicaban a los turistas el conflicto político que atravesaban debido a la propuesta de ley.
Uno de los organizadores, Ventus Lau Wing-hong, estimó el número de manifestantes en más de 230 mil La policía, por su lado, dio una cifra de 56 mil personas.
Los inconformes, en su mayoría vestidos de negro, portaban carteles en los que se podía leer: “Juntos, en pie”, “No a la extradición a China” o “Carrie Lam, dimisión”.
Cerca de mil 500 policías rodearon el lugar con barreras de plástico rellenas de agua para impedir que los manifestantes se acercaran.
Lau consideró desproporcionadas las medidas de seguridad desplegadas en torno a la estación de tren por parte de la policía.
“Queremos mostrar nuestra protesta pacífica y digna a los visitantes de China continental, porque allí la información está más bien bloqueada”, dijo Ventus Lau: “Queremos mostrarles la verdadera imagen y el mensaje de los habitantes de Hong Kong”.
Los medios chinos no han cubierto las protestas ampliamente, sino que se han enfocado en los choques con la policía y los daños a la propiedad pública.
Desde hace semanas el centro financiero internacional es escenario de enormes manifestaciones, una de ellas el pasado 1 de julio que desencadenó en un choque con la policía hongkonesa.
“No queremos violencia, pero es el gobierno el que nos fuerza a hacer cosas por la fuerza, si no escucha a las grandes protestas pacíficas”, aseveró Jenny Leung, una estudiante de cine de 21 años.
Joey Wong, otra estudiante de 20 años, que sostenía un cartel con la inscripción: “Hong Kong levántate”, opinó que la ciudad “no cree en la ley china” y que los jóvenes irrumpieron en el Parlamento el pasado 1 de julio “porque no tienen voz para expresar sus sentimientos y, como el aire, necesitaban hacerse oír”.