Hong Kong.— La policía china arremetió ayer contra los miles de manifestantes que salieron a las calles en Hong Kong para protestar contra el proyecto de ley de seguridad nacional promovido por Beijing, al que muchos ven como el fin de la libertad en esa región.
En respuesta a la represión, algunos manifestantes lanzaron proyectiles, erigieron barricadas improvisadas y usaron sombrillas para protegerse de los gases lacrimógenos y los cañones de agua. Las autoridades anunciaron 120 detenciones.
El Covid-19 ahogó los choques que se desataron en la región semiautónoma en el segundo semestre de 2019, pero el proyecto de ley que el régimen comunista depositó el viernes en el Parlamento para prohibir la “traición, la secesión, la sedición y la subversión” en la excolonia británica activó al movimiento prodemocracia.
“La gente podrá ser perseguida por lo que dice o escribe contra el gobierno (...) Las cosas no van a hacer más que empeorar”, denunció Vincent, un manifestante, en referencia a la normatividad.
Ese territorio vivió entre junio y diciembre de 2019 su peor crisis política desde la devolución a Beijing en 1997, con protestas diarias.
Esa ola se vio reforzada con el triunfo de los prodemocracia en las elecciones municipales de noviembre, pero a principios de año perdió fuerza debido a las miles de detenciones y, sobre todo, a las restricciones impuestas para combatir el virus.
El gobierno advirtió que prohibiría cualquier manifestación, debido a esas medidas, que limitan las congregaciones en público a un máximo de ocho personas.
Hong Kong goza de una autonomía amplia en comparación con el resto de la nación, dirigido por el Partido Comunista Chino (PCC), en virtud del concepto: “Un país, dos sistemas”, en el que se basó su devolución por parte del Reino Unido en 1997. Sus ciudadanos tienen libertad de expresión y de prensa, y un poder judicial independiente, derechos inexistentes en la China continental, modelo que debería durar al menos hasta 2047.
El canciller chino, Wang Yi, aseguró ayer que la nueva ley “no influirá en el alto nivel de autonomía de Hong Kong ni en los derechos, privilegios y libertades de los habitantes, tampoco en las garantías e intereses legítimos de los inversores extranjeros (...) [El decreto] debe aplicarse sin demora”.
Estados Unidos renovó su advertencia a Beijing contra el proyecto, que a juicio de un asesor de Donald Trump, podría perder su estatuto comercial privilegiado: “Parece que China viola el acuerdo de 1984”, expresó el asesor de seguridad nacional Robert O’Brien, en alusión al pacto en el que se estableció respetar la autonomía de Hong Kong hasta 2047.