San José.— El esquema de la poderosa industria de la cocaína en Colombia podría sufrir profundos cambios que impactarán a México, Centroamérica y el resto de América del Sur.

Una eventual reducción del flujo de cocaína de Colombia a México por el ingreso de las narcomafias colombianas a un proceso de desarme y paz para acogerse a la justicia de su país y renunciar a la criminalidad, obligaría a los cárteles mexicanos del narcotráfico a multiplicar, en Honduras y Guatemala, la siembra de hoja de coca y la producción del estupefaciente.

“Esto es un motivo de alarma en nuestros países”, advirtió el abogado Nery Rodenas, director de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala.

Leer más: 

“Cada vez hay más personas involucradas en el cultivo, tráfico y comercialización de las drogas. Y cada vez hay más ineficacia en el combate a las drogas”, afirmó Rodenas a EL UNIVERSAL.

“Los criminales ejercen cada vez más influencia en la política guatemalteca. Hay una prostitución de la política y un aprovechamiento de los recursos del Estado para favorecer los intereses particulares de las agrupaciones criminales. Esta vinculación deja a nuestros países más dependientes de las ganancias que la droga está produciendo”, agregó.

Sin descartar tener que desplazarse de territorio colombiano a peruano y ecuatoriano, con Bolivia y Perú como proveedores esenciales de la hoja como materia prima de la cocaína, la opción centroamericana parecería entrar en el radar de los cárteles mexicanos ante los previsibles cambios que se registrarán, a corto y mediano plazos.

En este contexto, Honduras y Guatemala empezaron como pruebas exploratorias de siembra, para hallar la cepa correcta para la región y sus variaciones climáticas, y de producción en laboratorios clandestinos; los primeros arbustos de la hoja fueron detectados en ambos países en 2017 y 2018.

“Aunque debe reconocerse que se está en una etapa preliminar y exploratoria sobre el uso de los dos países para sembrar hoja de coca, sin duda que esto es preocupante”, alertó la comunicadora social Iduvina Hernández, directora ejecutiva de la (no estatal) Asociación para el Estudio y Promoción de la Seguridad en Democracia, de Guatemala.

“Esto inquieta por las implicaciones para la violencia en países que, como Guatemala, están prácticamente en manos de las mafias, con la corrupción en los estratos políticos y de seguridad [militares y policías]”, declaró Hernández a este diario.

No obstante, y por variados factores, Honduras y Guatemala tienen ventajas y desventajas para los cárteles mexicanos. Por un lado, acercaría la producción de cocaína a Estados Unidos, que es el más grande mercado mundial de consumo de drogas, y reduciría los costos del movimiento regional de sustancias ilícitas a ese destino, porque sería un tráfico más barato por la menor distancia a recorrer que el que se realiza desde América del Sur.

Los cárteles mexicanos pagan por cada escala por la que transiten sus cargamentos de mercancía ilícita. La droga sale de Colombia, Venezuela, Ecuador o Perú hacia EU vía México y Centroamérica y pasa por mayor cantidad de estaciones de peaje que las que cruzaría si se moviliza de Honduras y Guatemala a suelo mexicano en ruta al mercado estadounidense.

Leer más: 

Por el otro, sin embargo, la cantidad de hectáreas sembradas de hoja de coca en Honduras y Guatemala jamás se compararía con las 240 mil hectáreas de Colombia, principal productor mundial de esa droga. Perú es segundo en plantaciones y montos de elaboración de la sustancia ilícita.

El escenario hemisférico del narcotráfico tendrá un probable impacto luego de que, al jurar el pasado domingo en Bogotá para un mandato de cuatro años, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, reafirmó un compromiso por la paz total en su país que incluyó a narcotraficantes y bandas criminales.

Petro exhortó “a todos los armados a dejar las armas”, aceptar los beneficios jurídicos de la paz a cambio de la “no repetición definitiva de la violencia”, para laborar como dueños de una economía legal y próspera. El mandatario impulsa un perdón, sin ser impunidad o encubrimiento y como justicia reparativa y verdad histórica, lo que incluiría delaciones de rutas y demás secretos o misterios de las mafias narcotraficantes.

Cárteles colombianos como el Clan del Golfo y la Oficina de Envigado, proveedores de droga a los cárteles mexicanos, aceptaron el llamado del gobernante para un “acogimiento”. Petro gestiona una ley de “acogimiento” a la justicia, sin ser “sometimiento”, de las redes delincuenciales.

Guatemala se afianzó en el siglo XXI como trampolín para el tráfico aéreo, marítimo y terrestre de cocaína procedente de América del Sur y como pieza vital en el suministro de amapola, materia prima de la heroína.

Con un clima ideal para sembrar y cosechar amapola, desde un sector del suroccidente de Guatemala fronterizo con México se surte a los narcotraficantes mexicanos que producen heroína en laboratorios clandestinos en áreas limítrofes de ambos países para distribuir en EU y México.

En un hecho que desmontó los viejos alegatos de que la hoja de coca sólo se podría sembrar en América del Sur en las regiones más altas, frías y remotas de la cordillera de los Andes, la primera plantación en Centroamérica fue descubierta en 2013 en el lado panameño del Tapón del Darién, la espesa y calurosa jungla tropical que une al oriente de Panamá con el occidente de Colombia.

El gobierno de Honduras informó este mes que en 2022 decomisó más de 2 millones 600 mil plantas o arbustos de hoja de coca en los orientales departamentos (estados) de Olancho, Gracias a Dios y Colón, en el norcentral de Yoro, en el suroriental de El Paraíso y en el noroccidental de Cortés.

La mayoría de las plantaciones de hoja de coca en Guatemala fue detectada en el oriental departamento de Izabal, en el norteño del Petén y en el norcentral de Alta Verapaz.

para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, opciones para el fin de semana, Qatar 2022 y muchas opciones más.