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Breda, Holanda.— Las instrucciones para operar en Holanda el primer narcolaboratorio flotante para la producción de metanfetaminas de cristal venían directamente de México.
La revelación fue expuesta durante la apertura del proceso verbal en contra de tres mexicanos y un holandés, quienes fueron detenidos el pasado 10 de mayo durante el descubrimiento de un enorme laboratorio acuático para la producción de drogas sintéticas en el puerto de Moerdijk. “Alguien me decía qué hacer y lo hacía. Sólo trabajaba, cocinaba cosas. Lo que se decía por WhatsApp era lo que se hacía”, declaró el mexicano Diego V.J. de 24 años.
“El prefijo telefónico de México es 52 ¿Quién le daba las instrucciones?”, preguntó el presidente de la cámara 1.1 de la Corte de Zelanda y Brabante Occidental.
“Pido guardar silencio”, respondió el originario de Durango, al insistir en que no diría nombres por cuestión de seguridad. Según la información expuesta en las pantallas de la cámara, las instrucciones venían de números identificados con el nombre de Chayo y Patrona. “Le vas a echar los 30 de aceite, 4 litros de tol, le metes 1.4 de perka, la temperatura a (…)”, se pudo leer en una de las conversaciones.
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De acuerdo con Diego, los tres mexicanos llegaron a Ámsterdam en vuelo directo procedente de México en octubre de 2018 y permanecieron en un domicilio sin identificar ubicado en La Haya hasta finales de marzo, cuando fueron trasladados al puerto industrial de Moerdijk. Al llegar a la embarcación de 80 metros de largo bautizada con el nombre de Arsianco, ya había sido adaptada para “cocinar”.
“Alguien de México me dijo que aquí había algo que hacer y me ofrecía 3 mil euros al mes. En México trabajaba en una distribuidora de tomate, pepino y cebolla, ganando mil 500 pesos a la semana”, declaró Diego. “Cuándo te ofrecen 10 veces más de lo normal, lo agarras. Con ese dinero me alcanzaba para mantener a mi familia (...) Cuando llegué, alguien me dijo qué hacer con lo que había ahí adentro”, agregó. Él trabajó en el lugar hasta que llegó la policía el 10 de mayo. Al ser cuestionado, por la terna de jueces, sobre los videos y fotografías compartidas vía WhatsApp, en la que se mostraban largos cristales de metanfetamina y bandejas llenas de pastillas, respondió: “Me pedían pruebas de lo que se hacía y mandaba las fotos del resultado”.
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Su hermano, Víctor V. J. de 27 años, sólo respondió un par de preguntas. En una confirmó que los textos por WhatsApp (con las instrucciones) venían de México. En la otra, lanzada por su abogado Hendrik Koopman, dijo que era cierto lo dicho por su familiar.
Candelario V.L. de 38 años y originario de Culiacán, Sinaloa, contestó: “Me reservo el derecho a guardar silencio” ante cuestionamientos como ¿Cuánto tiempo lleva en Holanda? ¿A solicitud de quién estaba en el barco? ¿Cuánto tiempo llevaba en el barco? El propietario del barco, el holandés Cor B. de 66 años, no quiso hablar sobre quién está detrás del laboratorio, al argumentar que estaba en riesgo su seguridad y la de su familia. Aseguró que por “coincidencia” dos individuos (aparentemente de origen mexicano) lo contactaron en Ámsterdam. Sostuvo que le habían dicho que querían la embarcación para hacer medicinas. Y cuando se dio cuenta que estaban haciendo pastillas de éxtasis, “fue muy tarde para echarme para atrás”.
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La primera sesión duró aproximadamente ocho horas y la defensa trató de sabotear el juicio denunciando fallas en el debido proceso, manipulación de testigos, implantación de evidencias y falta de transparencia. El juez determinó que la labor judicial ha sigo independiente y por tanto, el juicio proseguía. El proceso se reanudará este jueves.
Durante el hallazgo, la policía encontró, entre otros, 147 litros de aceite de metanfetamina.