Hamas no tiene la capacidad de derrotar a Israel, pero el sábado lanzó un ataque perfectamente organizado y planeado que busca dar un mensaje. ¿Cuál? En el eterno conflicto israelo-palestino, por lo general las crisis estallan luego de un enfrentamiento en territorio disputado, o tras la demolición de casas palestinas; siempre con un detonante en particular. Esta vez, la incursión del grupo islamista Hamas, que domina Gaza y cuyo poder ha crecido a expensas de la debilidad de la Autoridad Palestina, se planeó, todo indica, con meses, aprovechando la concentración del gobierno de Benjamin Netanyahu no sólo en la crisis derivada de la reforma judicial, sino en las protestas de los israelíes contra una administración que se inclina cada vez más a la derecha.

Expertos subrayan que Hamas no es sinónimo del pueblo palestino. Pero tras el ataque sorpresa, la respuesta de Israel amenaza con ser descomunal; y el pueblo palestino terminará pagando los platos rotos. Dos días de conflicto dejan, de entrada, decenas de niños palestinos entre los muertos.

A la crisis hay que sumar otro factor: Irán. Que Hamas diga que ayudó en la planeación y dio luz verde a la operación genera más inestabilidad en Medio Oriente y amenaza con derivar en algún tipo de respuesta de Israel o países como Estados Unidos, que ven con preocupación la creciente influencia de la nación persa en la región.

La causa palestina pareciera haber quedado en el limbo. Mientras Israel reanuda relaciones con países como Arabia Saudita, Turquía o Marruecos, Naciones Unidas ha sido incapaz de presionar por la solución de dos Estados y los gobiernos europeos, igual que el de EU, tienen otras prioridades. Atrapados, con muy pocas posibilidades de que se activen negociaciones con miras a lograr su deseo de vivir en su propio Estado, los palestinos enfrentan no sólo los intereses de las grandes potencias, sino de una organización que, como Hamas, optó por atacar a Israel y perpetrar una masacre que terminará por significar devastación para el pueblo palestino.

El gobierno de EU expresó su apoyo a Israel, pero no pretende involucrarse demasiado, complicado como está ya por la guerra entre Rusia y Ucrania, que le está generando demasiados problemas con los republicanos y un creciente rechazo de los estadounidenses, a casi un año de unas elecciones presidenciales en las que, en estos momentos, colocan como favorito al expresidente Donald Trump.

Con el invierno que se acerca, y sus propios procesos electorales, tampoco los europeos están entusiasmados con el estallido en Medio Oriente. El golpe de efecto que ha dado Hamas durará poco; falta por ver el alcance de la respuesta israelí. Netanyahu necesita mostrarse como el líder fuerte que requiere el país. Eso sólo significa una cosa: mayor sufrimiento para el pueblo palestino.

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