Haití, país que estaba inmerso en una crisis humanitaria y política desde 2021 tras el magnicidio del entonces presidente Jovenel Moïse, empeoró su situación el año en curso.
En la nación, los asesinatos, secuestros y violencia sexual por parte de grupos criminales han aumentado debido a una respuesta estatal débil y de un sistema judicial tambaleante y prácticamente inexistente.
De acuerdo con la ONG Human Rights Watch, más del 40% de la población haitiana experimentó inseguridad alimentaria aguda; asimismo, el acceso a servicios de electricidad, agua potable, higiene, educación y atención médica ha disminuido gravemente.
El primer ministro Ariel Henry, quien nunca recibió aprobación parlamentaria y carecía de mandato constitucional, fracasó en su intento de crear un consenso entre poder político y sociedad civil para consolidar una transición democrática en armonía.
Apenas en febrero este año, mes en el que Henry debía abandonar el cargo para convocar elecciones, optó por posponerlas hasta el 31 de agosto de 2025. Tras esta decisión, se desencadenó un descontento ciudadano y una horda de violencia en Puerto Príncipe, capital del país, producto de bandas criminales.
El 12 de marzo de 2024, Henry aceptó dimitir de su cargo tras semanas de presión nacional y aumento de violencia en la nación caribeña.
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Su decisión fue difundida posterior a una reunión de líderes regionales, donde buscaba discutir la transición política de Haití. No obstante, el primer ministro se vio obligado a esconderse en Puerto Rico después de que un grupo de pandillas armadas impidiera su regreso al país.
En el video donde anunciaba su renuncia, Henry instó a los ciudadanos haitianos a "mantener la calma" para hacer que retornen la estabilidad y la paz y agradeció al pueblo por "la oportunidad que le ha dado".
Matthias Pierre, exministro de elecciones en Haití, difundió la noticia de la renuncia en el programa News Day de la BBC antes de que se confirmara públicamente. Tras este acontecimiento, las pandillas aumentaron drásticamente su presencia en el país.
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Uno de los líderes pandilleros que más ha sobresalido durante el caos institucional y social es Jimmy Chérizier, mejor conocido por su sobrenombre Barbecue; este personaje amenazó con desatar una guerra civil si Henry no dimitía de su cargo. "Haití puede convertirse en un paraíso para todos o en un infierno para todos", sentenció en amenaza a las autoridades del Estado incierto.
Jimmy Chérizier ha revelado que su mote Barbecue se debe a una razón sencilla: a que su madre vendía pollo a las brasas en la calle.
Sin embargo, cercanos a él aseguran que el sobrenombre que lleva se debe a un rumor de que disfruta incinerar a sus rivales como en un crematorio y a su costumbre de incendiar casas.
Barbecue, que es un expolicía "destacado" según testimonios de antiguos compañeros, funge como cabeza de la Federación de pandillas G-9 y Familia y Aliados, alianza de las asociaciones delictivas más peligrosas del país. Desde que Moïse fue asesinado, Chérizier se ha autoproclamado líder criminal y ha llamado a una "revolución contra las élites corruptas".
A este personaje se le atribuyen una serie de matanzas perpetradas en los últimos años y que han dejado una serie de cientos de muertos. Entre ellas destacan la masacre de La Saline, un barrio en el que murieron al menos 71 personas.
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Barbecue está acusado en Estados Unidos de graves violaciones a los derechos civiles y en octubre de 2022 el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas lo señaló de "cometer abusos graves contra los derechos humanos".
A pesar de las acusaciones y señalamientos, Barbecue es fanático de las redes sociales, en las que constantemente suele subir contenido suyo para exhibir sus acciones y a la vez atraer jóvenes a las pandillas. En sus propias palabras, él no es ningún "gángster" como el Gobierno de EU afirma.
“No soy un ladrón. No estoy implicado en secuestros. No soy un violador. Sólo estoy llevando a cabo una lucha social; soy una amenaza para el sistema”, ha expresado en más de una ocasión.
Chérizier se define a sí mismo como un "revolucionario", ya que afirma que está ejecutando una "insurrección" para cambiar de raíz los problemas del país sin la operación de fuerzas extranjeras.
Debido a que actualmente las instituciones del Estado se encuentran desoladas, las pandillas han aprovechado la laguna en el poder y han expandido su dominio sobre grandes áreas del país; en algunos estados ha imperado prácticamente una anarquía.
Actualmente, se estima que Barbecue controla alrededor del 85% de Puerto Príncipe.
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