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El argumento de Ucrania para pedir tanques de guerra es claro.
Insiste en decir que pueden marcar la diferencia, ayudando a sacar a las tropas rusas de territorio ucraniano, lo que le daría una ventaja a Kiev.
Alemania produce la gran mayoría de los tanques pesados modernos en Europa, los Leopard 2. Al menos unos 2 mil están repartidos entre los aliados occidentales, y Alemania es dueña de sus licencias de exportación.
Esto quiso decir que, mientras dudaba, otros países como Polonia, que está ansioso por enviarle tanques a Ucrania lo más pronto posible, no han podido hacerlo. Necesitaban la luz verde de Berlín para poder re-exportar los tanques.
Todavía falta que se enseñe a los soldados ucranianos a usar los vehículos, y no está claro cuántos y qué tan rápido puedan llegar a Ucrania.
Pero las dudas persistentes en Berlín -incluso mientras Rusia cometía abuso tras abuso a los derechos humanos en Ucrania- llevó a una enorme presión de parte de los aliados occidentales quienes, hasta ahora, habían estado entusiasmados por mostrar una imagen de unidad frente a las agresiones rusas.
La indecisión del canciller alemán, Olaf Scholz, dividió también a su país, incluidos su coalición de gobierno y su propio partido, el SPD.
"¡Liberen a los leopardos!", era el eslogan que se escuchaba en concentraciones periódicas a las afueras del parlamento alemán, al tiempo que se llevaban a cabo los debates sobre si enviar los tanques o no.
¿Qué era lo que le causaba tanta consternación a Scholz?
El peso de la historia
No se puede dejar de hacer énfasis en el peso histórico que sienten los líderes alemanes en la actualidad.
Este viernes es el día de recuerdo del Holocausto. Un letrero inmenso que proclama "Nosotros recordamos" se erige en el Reichstag de Berlín.
Por haber sido el agresor en dos guerras munidales, muchos alemanes son reacios a que su país se convierta en el principal proveedor de tanques a Ucrania.
El zeitenwende o "punto de inflexión" en Alemania que anunció el canciller Scholz poco después de que Rusia invadiera Ucrania es muy significativo. Tanto para Alemania, como para toda Europa.
Berlín prometió invertir masivamente en sus fuerzas militares reducidas y anticuadas, en un esfuerzo por tener un rol mucho más asertivo en la defensa de Europa. Una verdadera ruptura con la tímidez alemana después de la Segunda Guerra Mundial y su preferencia de dejar que sean sus aliados los que manejen los temas de seguridad.
Esta "transformación" ha tenido algunos tropiezos y está lejos de estar finalizada, pero ha comenzado sin duda, y eso representa un gran cambio para Alemania.
Desde la Segunda Guerra Mundial, Berlín ha sido reacio a tomar el liderazgo, pero al ser la economía más grande de Europa es lo que, en muchas ocasiones, sus aliados han esperado que haga.
Otros inconvenientes con el envío de tanques
Volviendo al debate de los tanques, otra sensibilidad que Alemania tiene que superar es que sus Leopard 2 vayan a usarse contra soldados rusos.
Los alemanes sienten una responsabilidad muy profunda por la matanza de millones de rusos durante las dos guerras mundiales.
Un tema un poco más lejano, pero no desligado del todo, es que una gran parte de la sociedad alemana -particularmente en la sección oriental del país que fue comunista durante décadas- se siente tradicionalmente cercana a Rusia.
ONGs que monitorean desinformación rusa han reportado que muchos alemanes caen en ella.
Habiendo dicho eso, la gran mayoría de los alemanes simpatiza con los ucranianos de a pie que han quedado atrapados en la mitad del conflicto.
Aunque en una encuesta hecha poco antes de Navidad, el 40% de los alemanes entrevistados dijo que entiende por qué el Kremlin culpa a Occidente por su invasión de Ucrania: por la expansión hacia el oriente de la alianza militar de la OTAN.
Olaf Scholz es un convencido de la alianza trasatlántica, pero históricamente su partido -aunque cada vez menos hoy en día- ha fijado su mirada hacia el este, hacia Moscú, debido a las leves sospechas que EU y la dominación de la OTAN le generan a varios de sus miembros.
Por todas estas razones, y algunas otras que ilustraré, el canciller Scholz no quería que Alemania fuera sola, ni que se convirtiera en el principal facilitador en el frente de enviarle tanques a Ucrania.
Otra preocupación alemana ha sido que, mientras que países europeos como Reino Unido, Polonia o los Países Bajos dicen que es evidente que el Kremlin está escalando el conflicto, muchos en Alemania dicen temer que enviarle tanques pesados y otro tipo de armamento ofensivo a Ucrania pueda empujar a Vladimir Putin a extremos más salvajes. Incluso el uso de armas nucleares.
Se cree que una de las razones por las que el canciller Scholz ha presionado de manera tan insistente a Washington para que también envíe tanques a Ucrania ha sido que Europa pueda sentir que tiene el poderío nuclear estadounidense involucrado y de su lado.
Al final, Olaf Scholz no quería que Alemania se erigiera y se mantuviera sola como la principal proveedora de tanques a Ucrania.
Su repentino giro de 180 grados pudo bien ser porque se dio cuenta de que si continuaba frenando esos tanques, se podría ver a sí mismo como aislado entre sus aliados.
Algo que vale la pena tener en cuenta es que, a pesar de las controversias actuales y anteriores sobre las largas que le ha dado el canciller Scholz a la entrega de equipamento militar a Kiev, Alemania está dentro de los principales donantes individuales de ayuda militar y humanitaria a Ucrania.