San José.— Cuando los guatemaltecos acudieron a las urnas en septiembre y en octubre de 2015, con un país estremecido por los escándalos de corrupción política, la pregunta sobre el futuro de Guatemala fue sencilla: ¿por quién votar para atacar la corrupción?

Decepcionados de la clase política tradicional, los guatemaltecos respondieron que votarían por el primer payaso que se les atravesara. Y así fue: eligieron a Jimmy Morales, famoso cómico de la televisión y del cine de ese país que prometió atacar al “dinosaurio de la corrupción”.

Pero casi cuatro años después, y con Morales cuestionado por retroceder en la batalla contra el enriquecimiento ilícito, como la penetración política del narcotráfico, los guatemaltecos acuden hoy a las urnas para elegir presidente, vicepresidente, diputados, alcaldes y munícipes con un dilema mayor: el dinosaurio creció… alimentado por décadas de impunidad.

Otra inquietud atormenta a los más de 8.1 millones de electores autorizados para sufragar en 20 mil 990 juntas receptoras de votos: ¿volverá a triunfar la corrupción?

Atrapada en una miseria también endémica y consolidada como origen, destino y tránsito de una incesante migración irregular de americanos, africanos y asiáticos a Estados Unidos, Guatemala asiste hoy a su noveno proceso electoral, tras el inicio del retorno de la democracia en 1986 y de un régimen militar que gobernó desde 1954.

Con 19 aspirantes presidenciales, y sin descartar sorpresas, la indígena Thelma Cabrera, candidata anticorrupción, y el diplomático Edmond Mulet buscan pasar a la segunda ronda el 11 de agosto próximo.

Para ganar la presidencia en la primera se requiere de más de 50% de los votos válidos y en segunda se triunfa con mayoría simple.

Los otros tres favoritos arrastran (y niegan) cuestionamientos por presunta corrupción: Roberto Arzú, Alejandro Giammattei y Sandra Torres, cuyo exmarido Álvaro Colom es uno de los dos expresidentes presos por supuesta corrupción.

El otro es Otto Pérez, protagonista en 2015 de los escándalos que sacudieron a Guatemala en campaña electoral y que le llevaron a prisión. Colom gobernó de 2008 a 2012 y Pérez, de 2012 a 2015, y a ambos se les acusa de negocios millonarios.

Morales también está en el blanco del aparato judicial anticorrupción por presunto financiamiento electoral ilícito en 2015. José Manuel, hijo del presidente, y Samuel, hermano, fueron encarcelados —y ya liberados— por supuesta corrupción.

En su cuatrienio, que concluirá en enero de 2020, Morales emergió como principal enemigo de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), creada en 2006 con aval de la ONU.

La CICIG fue inmovilizada por Morales, alineado con las fuerzas tradicionales para conservar los privilegios en un panorama de exclusión social: cifras oficiales mostraron que más de 80% de los casi 17 millones de habitantes viven en la miseria. Las urnas abren a las 07:00 horas (08:00 en el centro de México) y cierran a las 18:00, con los guatemaltecos acorralados por la duda: ¿volverá a ganar la corrupción?

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