Guatemala negó ayer presiones de Estados Unidos para trasladar su embajada en Israel a Jerusalén, tras la condena de la Asamblea General de la ONU la semana pasada contra la decisión unilateral de Washington.

“No ha habido ninguna presión, no ha habido ninguna manifestación de parte de Estados Unidos para poder hacer esto. Esta es una decisión del gobierno, del Estado y de política exterior de Guatemala”, dijo en rueda de prensa la canciller guatemalteca, Sandra Jovel.

“No hemos tenido ninguna presión de ningún país, porque nosotros somos amigos y aliados de Israel históricamente (...). Nosotros no hemos pedido nada ni a Israel ni a Estados Unidos” para tomar esa decisión, agregó la ministra en tono molesto.

El domingo, el presidente Jimmy Morales informó en redes sociales el traslado de la sede diplomática guatemalteca de Tel Aviv a Jerusalén.

“No estoy hablando de una parte religiosa, no estoy hablando de presiones, es una decisión de política exterior tomada por el presidente, coherente a la que se lleva [adelante] desde 1947 cuando se da el voto para la creación del Estado de Israel”, aclaró Jovel.

Guatemala es el primer país, después de Estados Unidos, en anunciar una medida de ese tipo, que se produce en medio de tensiones por la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump.

Asimismo, aseguró que no se está “trasladando” la embajada, sino que la misma está “retornando” a Jerusalén, porque desde un inicio estuvo en la Ciudad Santa, antes de mudarse a Tel Aviv en 1978. También descartó que la decisión se tomara ante la coyuntura actual por la posición unilateral del presidente Trump.

Al respecto, el ministro guatemalteco de Economía, Víctor Asturias, dijo que desarrollan una estrategia ante un eventual boicot árabe a sus exportaciones de cardamomo como represalia por la medida.

Guatemala es considerada el primer exportador de cardamomo en el mundo y sus exportaciones, mayoritariamente a países árabes, representan 1% de su PIB y equivalen a unos 300 millones de dólares.

Asturias dijo que este cultivo beneficia a unas 350 mil familias guatemaltecas, por lo que “habrá que analizar otras opciones” como “buscar socios comerciales que puedan estar interesados... o moverse por medio de intermediarios, lo cual evitaría un posible entorpecimiento al intercambio comercial que se tiene hasta el día de hoy con los países árabes”.

Trump amenazó con suspender el apoyo a quienes respaldaran la resolución de la ONU. Pocas naciones en América dependen del dinero estadounidense más que Guatemala, que podría recibir unos 209 millones de dólares del Plan de la Alianza para la Prosperidad del Triángulo del Norte, financiado por Washington y que está a la espera de ser aprobado, según el gobierno.

El país centroamericano también recibió el año pasado casi 100 millones de dólares de la Agencia de EU para el Desarrollo Internacional y más de 75 millones de dólares para asistencia en seguridad entre 2012 y 2015, según la base de datos Security Assistance Monitor.

La economía local también se beneficia del dinero enviado por cientos de miles de guatemaltecos que viven en Estados Unidos, muchos de los cuales son inmigrantes indocumentados a quienes Trump ha amenazado con expulsar del país.

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