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Estambul.— Turquía inició una ofensiva militar de envergadura en Siria contra el gobierno de Bashar al-Assad, dos de cuyos aviones fueron derribados mientras mantenía la presión sobre Europa dejando pasar a miles de refugiados a Grecia, que está en alerta máxima.
Tras semanas de escalada en la región de Idlib, en el noroeste de Siria, Ankara anunció que llevaría a cabo la operación Escudo de Primavera contra el régimen de Damasco, que en los últimos días registró importantes bajas por bombardeos turcos. Los combates se intensificaron y dos aviones del régimen sirio y un dron turco fueron derribados ayer en Idlib, informaron Ankara y el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
La operación empezó el jueves, después de que 33 militares turcos fueran abatidos en bombardeos aéreos atribuidos al régimen, las pérdidas más importantes que ha registrado Ankara desde 2016, cuando empezó a intervenir en Siria.
El viernes y el sábado 90 militares sirios y combatientes de grupos aliados de Damasco perdieron la vida en bombardeos de represalia realizados por Ankara, de acuerdo con el OSDH.
El domingo, el ejército sirio advirtió que abatiría a cualquier avión “enemigo” en la región de Idlib. Con el apoyo de la fuerza aérea rusa, el régimen sirio lleva a cabo desde diciembre una ofensiva para reconquistar la región de Idlib, último bastión rebelde y yihadista en Siria.
La ofensiva tensó las relaciones entre Ankara y Moscú, que habían cooperado en el dosier sirio en los últimos años pese a apoyar a bandos opuestos en el conflicto, aunque ayer el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, indicó que los presidentes ruso, Vladimir Putin, y turco, Recep Tayyip Erdogan, podrían reunirse jueves o viernes.
Turquía, a manera de presión para Europa, y temerosa de una nueva ola migratoria, abrió su frontera con los países europeos para dejar pasar a los migrantes. Según la Organización Internacional para las Migraciones más de 13 mil refugiados se han congregado a lo largo de los 212 kilómetros de la frontera terrestre greco-turca que corre a lo largo del río Evros (noreste de Grecia), que se declaró en alerta máxima. “Es una invasión organizada por Turquía”, criticó Karampatzakis Giorgos, el alcalde del pueblo de Marassia, cerca del río Evros.
Otros migrantes intentaban entrar a Grecia por mar, alcanzando las costas de las islas del Egeo. Al grito de “¡Vuelvan a Turquía!”, los lugareños les impidieron desembarcar. Luego un grupo incendió un centro de acogida de la ONU que estaba vacío. Ante la situación, la Unión Europea convocó a una reunión de urgencia de ministros de Asuntos Exteriores.