Jartum.— Después de un mes de tensiones entre los componentes civiles y castrenses del gobierno de Sudán, a raíz de un presumible derrocamiento golpista, los militares pusieron fin este lunes, con un golpe de Estado, al proceso de transición democrática en el país, que se inició en 2019 tras la caída del dictador Omar al-Bashir.
El general sudanés Abdel Fattah al Burhan disolvió a las autoridades de transición y decretó Estado de emergencia, mientras en las calles hubo tres muertos y decenas de heridos entre manifestantes pro democracia.
Desde la mañana, el primer ministro Abdala Hamdok, su esposa y al menos siete responsables civiles (ministros y miembros del Consejo Soberano) fueron detenidos por los militares, según reportó Amnistía Internacional.
Los arrestos se produjeron horas después de que concluyera la visita al país del enviado especial de Estados Unidos para el Cuerno de África, Jeffrey Felt- man, quien se reunió durante el fin de semana con las principales autoridades civiles y militares, a las que pidió cooperación para limar sus diferencias y proteger el proceso de transición.
La maniobra militar fue condenada por la comunidad internacional. La ONU pidió la “liberación inmediata” del primer ministro y Estados Unidos suspendió sus ayudas y exigió la restauración de un gobierno civil.
“Rechazamos las acciones de los militares y pedimos la liberación inmediata del primer ministro y de los otros que han sido detenidos bajo arresto domiciliario. Las acciones son completamente opuestas a la voluntad del pueblo sudanés y sus aspiraciones de paz, libertad y justicia”, dijo la vocera adjunta de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.
El Pentágono mostró preocupación por las posibles repercusiones en la región de lo que denominó “la toma del poder” por parte de militares de Sudán. La Unión Europea hizo lo propio y llamó a los altos mandos castrenses a evitar “la violencia y un baño de sangre” en ese país.
La televisión estatal está en poder de los militares y, a media jornada, el general Abdel al-Burhan hizo declaraciones, entre ellas que busca “una transición civil y elecciones libres en 2023”.
Después de los anuncios del jefe militar, sindicatos y activistas prodemocráticos llamaron a una “desobediencia civil” y de “huelga general”, en la línea del llamado a “manifestarse” contra el “golpe de Estado” lanzado por la oficina de Hamdok.
Aunque el Comité Central de Médicos de Sudán pidió a “los revolucionarios” evitar cualquier enfrentamiento “contra los criminales” soldados.
Por la tarde-noche, las redes sociales se llenaban de imágenes de manifestantes decididos a defender la transición democrática. “El pueblo eligió un Estado civil no un poder militar”, declararon algunos manifestantes en Jartum, donde barricadas con neumáticos incendiados y piedras cortaban las calles.
Durante las confrontaciones en las calles, el ejército disparó armas de fuego y mató, hasta el último reporte, a tres manifestantes, e hirió al menos a 80, según informó el Comité Central de Médicos de Sudán, un sindicato independiente. “No aceptaremos un régimen militar. Estamos dispuestos a dar nuestras vidas por la transición democrática”, aseguró el inconforme Haitham Mohamed.