El gobierno de Nicolás Maduro y la fracturada oposición venezolana reanudaron ayer en República Dominicana las reuniones con miras a solucionar la crisis económica y política del país, en medio de marcado escepticismo.

Los delegados del gobierno y de la Mesa de Unidad Democrática —una alianza de casi tres decenas de partidos opositores— sesionaron ayer y continuarán hoy.

Los cancilleres de Bolivia, Chile, México y Nicaragua participan como garantes. El secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray, dijo en un mensaje en Twitter que su país asistía para “aportar los mejores esfuerzos diplomáticos en favor de un acuerdo sustantivo”.

También participan el ministro de gobierno de Bolivia, Carlos Romero y el ministro de Finanzas de San Vicente y Granadinas, Camillo Gonsalves.

“Venimos determinados a luchar por los derechos básicos de los venezolanos: salud, alimentación, al voto, a la democracia”, declaró Julio Borges, líder de la delegación de la MUD.

“Escucharemos lo que la oposición viene a decir, pero venimos a exigir el cese inmediato de las agresiones económicas”, expresó Jorge Rodríguez, principal negociador del chavismo, en referencia a las sanciones financieras de Estados Unidos contra Venezuela, por las que culpa a la MUD.

El presidente del país anfitrión, Danilo Medina, dijo que espera que la “buena voluntad” se imponga con resultados positivos.

Maduro agradeció las gestiones de Medina a través de Twitter. “Gracias a Dios lo hemos logrado: mesa de diálogo en República Dominicana”.

Después, en un acto de gobierno en Caracas, el mandatario afirmó que por fin logró sentar de manera definitiva a sus adversarios políticos en la mesa de diálogo.

Las partes vuelven a las negociaciones tras acercamientos frustrados entre 2014 y 2017 por acusaciones de incumplimientos, por lo que sectores opositores rechazan los contactos, considerándolos “una farsa”.

Sin embargo, con el gobierno acosado por las sanciones internacionales y el derrumbe de la economía, la oposición venezolana esta vez parece tener más poder de negociación que en las anteriores tentativas de diálogo.

Analistas expresaron su optimismo de que haya un acuerdo debido a que el gobierno busca desesperadamente apoyo mientras trata de refinanciar la enorme deuda externa venezolana y aliviar las sanciones impuestas por el gobierno de EU.

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