La Cancillería de Bolivia denunció a la comunidad internacional que el expresidente Evo Morales (2006-2019) busca cortar el orden democrático del país con las protestas que este sábado cumplen 13 días, algo que también afectaría la estabilidad de la región suramericana.
“Bolivia denuncia ante la comunidad internacional que están en curso en nuestro país una serie de acciones desestabilizadoras lideradas por el expresidente Evo Morales Ayma, que pretenden interrumpir el orden democrático”, señaló el Ministerio de Exteriores en un comunicado.
También alertó que esto “constituye en una seria amenaza no solo para Bolivia, sino también para la estabilidad y la seguridad en nuestra región”.
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Los seguidores de Evo Morales mantienen un bloqueo indefinido de caminos para exigir al Gobierno de Luis Arce que retire los procesos judiciales por trata de personas y estupro contra el también líder del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), puesto que consideran que forma parte de una persecución política en su contra.
También piden soluciones al encarecimiento de alimentos, la falta de dólares, la irregular provisión de combustibles y respeto a un congreso del MAS que en 2023 declaró a Morales “candidato único” para las elecciones del próximo año.
Al respecto, la Cancillería mencionó que el Gobierno “ha demostrado en reiteradas oportunidades su voluntad de diálogo” y alertó que detrás de las protestas “existen intereses personales” de Morales para manipular la Justicia y buscar su impunidad.
Asimismo, la nota oficial denuncia la presencia de “grupos violentos” y personas armadas “que han amenazado públicamente con el derramamiento de sangre”.
“Bolivia hace un llamado a la comunidad internacional, a los Estados, organismos multilaterales y pueblos del mundo a permanecer atentos ante estos hechos desestabilizadores que buscan poner en riesgo la democracia recuperada por el pueblo boliviano”, remarcó la Cancillería.
El viernes, la Policía organizó un operativo de desbloqueo en varios sectores del departamento de Cochabamba (centro) y que conectan las carreteras entre el oeste y el este del país.
El punto crítico fue en la localidad de Parotani, a 40 kilómetros al oeste de Cochabamba, que terminó con un enfrentamiento entre la Policía y los manifestantes con el saldo de 14 agentes heridos y 44 detenidos.
Por su parte, Morales denunció que después del operativo algunos grupos de civiles realizaron ataques “fascistas”, como la destrucción de una sede productores de hojas de coca en Cochabamba y la agresión a uno de sus abogados, a quien golpearon y destrozaron el coche.
Los bloqueos, que según la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) permanecen en 16 zonas, han agudizado la situación económica del país y generaron la escasez de algunos alimentos, gasolina y diésel.
El Gobierno habilitó vuelos o “puentes aéreos” para garantizar la provisión de carne de res y pollo a las ciudades de La Paz y El Alto, mientras que los camiones con combustible recorren rutas alternas para llegar a las plantas de distribución.
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