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El gobierno de centro-derecha del primer ministro Bjarni Benediktsson perdió su mayoría en las elecciones legislativas celebradas el sábado en Islandia, de acuerdo con el cómputo de todos los votos dado a conocer ayer.
El conservador Partido de la Independencia, de Benediktsson, se convirtió en la primera fuerza política con alrededor de 25% de los votos. Sin embargo, no cuenta con el apoyo de socios para formar gobierno, después de que la coalición de Benediktsson se rompiera a causa de un escándalo sobre un delincuente sexual que salpicó al primer ministro.
Como segunda fuerza, con cerca de 17% de los votos, se alzó la Izquierda Verde, de la carismática líder opositora Katrin Jakobsdottir.
El Partido Socialdemócrata se reforzó claramente en los comicios mientras que el Partido Pirata perdió votos, por lo que la alianza en su conjunto no consiguió la mayoría necesaria de 32 escaños en el Parlamento (Althingi) para poder formar gobierno.
La gran sensación de las elecciones es el Partido Centrista, proyecto del ex primer ministro Sigmundur David Gunnlaugsson, forzado a dimitir en abril de 2016 al descubrirse, a través de los Panama Papers. La formación política obtuvo algo más de 10% de los votos y siete mandatos.
La otra gran sorpresa es el Partido del Pueblo, una fuerza nacionalista que ha coqueteado con la xenofobia, y que entra con algo menos de 7% y 4 mandatos.
Alrededor de 248 mil islandeses, de un total de unos 330 mil habitantes, estaban habilitados para acudir a las urnas. Las elecciones del sábado fueron las segundas que se celebran en Islandia en los últimos 12 meses.
El gobierno de coalición liderada por el Partido de la Independencia colapsó el mes pasado por la salida del pequeño partido Futuro Brillante, que acusó a Benediktsson de haber intentado encubrir un escándalo que involucraba a su padre, que había intercedido a favor de un hombre que había cumplido condena por abusos sexuales continuados a su hijastra menor de edad durante cinco años.
Sin embargo, con su salida de la coalición, Futuro Brillante hipotecó su futuro político ya que no logró superar la barrera de 5% para tener representación parlamentaria.
El panorama postelectoral poco claro permite suponer que las negociaciones para formar un Ejecutivo pueden ser tan duras como las últimas, que se demoraron 10 semanas e incluyeron varias constelaciones distintas de partidos.