Luis Arce, candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) y a quien encuestas a boca de urna dan como ganador, en primera vuelta, de las elecciones presidenciales de Bolivia, afirmó que a pesar de la “injerencia del gobierno de facto” en el proceso electoral, él y el partido se impusieron “bien y democráticamente” y ahora gobernarán “para todos”.

Arce, delfín del expresidente Evo Morales, quien reside en Argentina tras renunciar el año pasado a la presidencia después de unos cuestionados comicios, dijo en entrevista con EL UNIVERSAL que su triunfo es “absoluto”.

Cuestionó el sistema que se utilizó “para el conteo rápido. No era fidedigno. Estuvo muy politizado, nadie nos garantizaba unas elecciones limpias”.

Aunque el conteo oficial avanza con mucha lentitud, su principal rival en las elecciones, el expresidente Carlos Mesa, reconoció su derrota; la mandataria interina, Jeanine Áñez, felicitó a Arce y el triunfo de este economista ha sido reconocido por líderes latinoamericanos, incluyendo el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien celebró que “un grave conflicto se resolvió por la vía pacífica y democrática”. Más temprano, el canciller Marcelo Ebrard felicitó a Arce, a quien describió como “entrañable compañero y amigo de nuestro país”.

Desde temprano, el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, expresó su reconocimiento “al pueblo boliviano” y felicitó a Arce y su compañero de fórmula, David Choquehuanca. Los presidentes venezolano, Nicolás Maduro, y cubano, Miguel Díaz-Canel, entre otros, expresaron su beneplácito.

Y más tarde se sumó el gobierno del estadounidense Donald Trump. “Esperamos trabajar con el gobierno electo boliviano en los intereses compartidos de nuestros ciudadanos”, dijo el jefe de la diplomacia para América Latina, Michael Kozak.

Arce aseguró a este diario que “hoy se ha reconocido nuestro triunfo y gobernaremos para todos, sin excepción”. Aunque no habló sobre lo que pasará con Evo —quien prometió regresar a Bolivia, pero no para dedicarse a la política, y que tiene cuentas pendientes con la justicia— el candidato del MAS dejó claro que lo que ocurrió con el exmandatario en 2019, cuando la OEA cuestionó los resultados de las elecciones de octubre y perdió el apoyo militar, fue un golpe de Estado.

“Fue innegable. El que no lo vea así está es un verdadero error. Se inventaron un fraude para camuflar el golpe de Estado y lo que querían era apropiarse de los recursos naturales para negociar el litio, donde nosotros teníamos un contrato con una empresa alemana para industrializarlo, y vender baterías de litio, entre otras cosas, pero regresaremos a gobernar con la frente en alto”, subrayó el economista de 57 años, quien se graduó de la Universidad Mayor de San Andrés, en La Paz, e hizo una maestría en la universidad británica de Warwick.

El eventual regreso de Morales, así como la crisis política y económica que enfrenta el país, agravada por la pandemia por coronavirus, serán algunos de sus principales retos.

Sobre el gobierno de Áñez, la evaluación de Arce es dura. “El gobierno de facto trató de regresar a un pasado nefasto, neoliberal, que solamente buscó utilizar al Estado para llenar bolsillos privados, sin importarles la vida de la gente, las políticas sociales que estuvieron en riesgo”.

De acuerdo con el candidato del MAS, en estos meses la administración de Yáñez “destruyó toda la economía estable y saludable” que dejó el gobierno.

“Se dedicaron a corretearnos políticamente y no hicieron gestión”, señaló.

La fiscalía acusó a Evo por supuestos delitos de terrorismo y a Arce de un presunto desvío de fondos a cuentas personales y “depósitos sospechosos” en cuentas de su esposa durante su gestión como ministro de Economía (2006-2019).

Pero Arce aseguró que fue el gobierno interino, que asumió después de que Morales se vio forzado a dimitir tras perder el apoyo militar, el que se ha aprovechado del pueblo boliviano.

“Estuvieron negociando el litio, el volumen de precio de gas en Brasil, se metieron en los recursos naturales. Como es clásico en los gobiernos neoliberales, privatizar y hacer negocios con los recursos del Estado. La familia de la presidenta [Áñez] y sus amigos se trataron de repartir el Estado, con acciones de nepotismo”.

Durante su campaña, denunció, hubo una “politización total, injerencia de este gobierno de facto; nos observaron todo, hasta los puntos más triviales, cosas que no correspondían, queriendo inhabilitar al MAS, poniéndole trabas a nuestra candidatura; los otros partidos no tuvieron este tipo de problemas”. Aun así, afirmó: “Ganamos bien”.

“El triunfo es absoluto. Nadie nos aseguraba transparencia en las elecciones y exhorté a la prensa internacional, también a los organismos internacionales, a observar todo lo que estuviera pasando en el país”. Excluyó del llamado a la OEA.

También cuestionó la decisión sorpresiva, el sábado, de que no hubiera un conteo rápido de votos. Hasta el momento se han contabilizado poco más de 36% de las boletas, con una ligera ventaja para Arce. En cambio, las encuestas a boca de urna, aunque con retraso, señalaron que Arce habría obtenido más de 50% de votos necesarios para ganar en primera vuelta. Un conteo rápido de la Fundación Jubileo, vinculada con la Iglesia católica en alianza con instituciones académicas bolivianas, indicó que el candidato del MAS logró 53% de los votos, mientras que Mesa se quedó con 30.8%.

Pero ahora, dijo, su gobierno —se prevé que asumirá en la primera quincena de noviembre— atenderá a todos. “Creo que fuimos la única candidatura que garantiza la seguridad de los más humildes, los indígenas, los campesinos, los sectores más empobrecidos, defendiendo sus intereses. Por eso el gran resultado en estas elecciones”, concluyó.

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