, conocido como el Trump holandés, logró que la ultraderecha se plantara con fuerza en Países Bajos en las elecciones del 22 de noviembre pasado. Al igual que el expresidente estadounidense, Wilders es un defensor de las políticas contra la inmigración y busca devolver Holanda a los holandeses; incluso ha planteado la necesidad de hacer un referéndum para sacar a la nación de la Unión Europea (UE), el Nexit.

Wilders es un provocador antiis-lamista, lo que le ha traído más de un problema con la justicia; es prois-raelí, crítico de los científicos que alertan por el cambio climático y usa las redes sociales para compartir fake news y repartir odio; sin embargo, supo moderarse y ahora está en camino de ser primer ministro. Es considerado “vulnerable, nervioso y apegado a su teléfono móvil”, según el liberal Hans van Baalen.

Provocador al grado de necesitar protección las 24 horas del día, declaró tras ganar los comicios que los “neerlandeses han dicho que están hartos hasta la náusea y esperan poder recuperar su nación y que consigamos reducir el tsunami de los solicitantes de inmigrantes”.

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Ha dicho que el país tiene “demasiados solicitantes de asilo, muy pocas viviendas, poder adquisitivo insuficiente y atención sanitaria deficiente”, por lo que propuso que se introduzcan visas de trabajo para algunos, quiere que se revoquen los permisos de asilo temporales para los sirios y que los delincuentes sean despojados de su nacionalidad holandesa y deportados.

Y aunque aún busca “cerrar las fronteras a la inmigración”, ya no es una de las condiciones estrictas, sino que habla de una “necesaria regulación de su flujo”.

El Trump holandés, nacido en la clase media en Venlo, en 1963, a pocos kilómetros de la frontera con Alemania, también tiene mensajes racistas: antes de comenzar la campaña electoral, y moderar algunos de sus mensajes, cultivó la islamofobia radical.

En 2016, tras el ataque terrorista en un mercadillo navideño en Berlín, en diciembre, que dejó 12 muertos, publicó una foto de la entonces canciller alemana, Angela Merkel, con las manos ensangrentadas. Decía que la acogida de refugiados sirios en suelo alemán tenía relación con los atentados en Europa.

Rounds contra la justicia

El ultraderechista ha cultivado diversas polémicas, recibido amenazas de muerte, acusado de incitar al odio e incluso ha ganado y perdido procesos judiciales.

En 2011, la justicia holandesa lo absolvió de los cargos de incitación al odio y discriminación por calificar al islam de “ideología peligrosa para los valores occidentales”.

En cambio, fue declarado culpable de “insultar a un grupo” cuando, en 2014, ofreció un discurso en el que prometió a su público hacer que haya “menos marroquíes” en Países Bajos, aunque la justicia holandesa no consideró que eso constituyera incitación al odio o a la discriminación.

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Según el tribunal del caso, el político ya ha estado “pagando un precio alto” por sus declaraciones antimigratorias y antimusulmanas durante los últimos años, al ser el político más amenazado y protegido en Países Bajos.

Su retórica antiislamista provocó que fuera objetivo de extremistas, por lo que ha vivido bajo protección durante años, incluso aparece en sus pocos actos públicos rodeado de un ejército de guardaespaldas y se ha tenido que mover de una casa segura a otra durante las últimas dos décadas. Visegrád 24 ha reportado que por motivos de seguridad el político no ve a su esposa, Krisztina Margai, más de dos veces por semana.

Mezquitas, “al refrigerador”

Como parte de su antiislamismo ha afirmado que “el Corán es más antisemita que el Mein Kampf” y también afirmó que “el Corán es un libro fascista que incita a la violencia, es por ello que tanto este libro como el Mein Kampf deberían estar prohibidos”. En la campaña dijo que sus planes para prohibir el Corán, las escuelas islámicas y las mezquitas quedaban “en el refrigerador”, recordó la BBC.

El medio Politico Europe recordó que “Wilders ha dicho que su aversión al islam fue alimentada por el asesinato del cineasta antiislámico Theo van Gogh en 2004, así como por el tiempo que pasó en un kibutz en Israel”. El compañero de sus viajes era su hermano, Paul, quien ahora es un gran detractor del político por sus ideas que no comparte y que, alega, “sobrepasan” la línea roja.

En otro aspecto familiar, el holandés, quien se casó a los 20 años con su novia, para luego divorciarse, volvió a contraer matrimonio en 1992 con Margai, quien era diplomática húngara judía.

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Defensor de Israel

Siendo un joven mochilero, Wilders frecuentó Israel, país que admira y defiende incluso en su programa electoral, que incluye el traslado de la embajada neerlandesa en Tel Aviv a Jerusalén. Tras el ataque de Hamas contra Israel el 7 de octubre, que inició la actual guerra, dijo que “Israel está luchando por su existencia” contra “las fuerzas del odio, la barbarie y el terrorismo”.

También se ha lanzado contra la comunidad turca, al decir que el presidente Recep Tayyip “Erdogan repite que somos nazis fascistas. Insulta a la policía holandesa. No hay medias tintas ¡Tenemos que expulsar al embajador turco y a su personal de los Países Bajos!”.

Justamente fundó el Partido por la Libertad, o PVV, en 2006 tras romper con su partido anterior por desacuerdos sobre la candidatura de adhesión de Turquía a la UE.

Wilders comenzó su carrera política como miembro del Parlamento en 1998, primero por el centrista Partido Popular por la Libertad y la Democracia, VVD, donde fue mentor de un joven Mark Rutte, ahora primer ministro saliente, antes de abandonar el partido y crear el PVV. Eso lo convierte en el legislador con más años en el cargo en el Parlamento holandés.

Tras vencer en este 2023, declaró que “el Partido de la Libertad ya no puede ser ignorado”.

Por el Nexit

En su cruzada también ha criticado el “multiculturalismo”, que, según él, “ha provocado que los europeos no conozcan de qué tienen que sentirse orgullosos y quiénes son en realidad. Se debe a ese concepto liberal impuesto por la izquierda que señala que todas las culturas son lo mismo”.

Además, criticó a “la élite política de La Haya y Bruselas” por años y prometió sacar al país de la Unión Europea, al estilo de Reino Unido, aunque por ahora no parece una opción factible. También dijo que recortaría la financiación holandesa al bloque comunitario.

Sobre la guerra en Ucrania, ha mencionado que no apoyaría el envío de más dinero y armas a suelo ucraniano. Aunque elogia al presidente ruso, Vladimir Putin, calificó el ataque ruso como un error.

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En cuestiones sociales se considera progresista y defiende los derechos de las mujeres y de la comunidad LGBT.

Wilders también ha criticado a los científicos por el cambio climático y cree que el gobierno ha gastado demasiado en reducir las emisiones de CO2; de hecho, quiere retirar a Países Bajos del acuerdo climático de París de la ONU. En cambio, predica la adaptación climática: fortaleciendo los diques e invirtiendo en proyectos que permitirían que los ríos se desbordaran ocasionalmente, detalló Politico Europe.

Su agrupación obtuvo 25% de los votos (37 de 150) y tendrá que formar un gobierno de coalición con otros dos o tres partidos antes de lograr asumir el poder. No obstante, él ya se ve en el cargo. El pasado 25 de noviembre posteó en X, antes Twitter: “Hoy, mañana o pasado, el PVV ayudará a gobernar Países Bajos y yo seré primer ministro de este hermoso país”, en el que, dijo, buscará “poner a los holandeses por delante”.

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