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Sao Paulo.— El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó ayer que, en abril de 2018, optó por ir a la cárcel tras ser condenado “injustamente” en vez de elegir el exilio, porque precisaba “probar la mentira” en su contra.
“Podría haber ido a una embajada, a otro país, pero precisaba probar la mentira y que Sergio Moro [hoy ministro de Justicia que le condenó en su momento] no era un juez, sino un canalla”, dijo Lula frente a la sede del Sindicato Metalúrgico de Sao Bernardo do Campo, un día después de ser liberado gracias a la decisión del Supremo.
En el lugar, el mismo en que Lula se atrincheró en abril de 2018 y resistió durante dos días la orden de prisión en su contra, se congregaron miles de personas y toda la dirección del Partido de los Trabajadores (PT), así como dirigentes de otras fuerzas.
El exmandatario aseguró que al ir a la cárcel actuó como quien “tiene claridad sobre lo que quiere en la vida y lo que representa, y también tiene la claridad de que sus captores están mintiendo”.
El expresidente subrayó que “si hubiera salido de Brasil” cuando se ordenó su prisión, después de una condena ratificada en segunda instancia, “sería tratado como fugitivo”, y que para “demostrar sus mentiras” decidió “ir bien cerca de ellos”. Admitió que tiene todavía una decena de procesos, que calificó de “una mentira tras otra”, y apuntó que sigue con “la conciencia tranquila” y se siente “libre como un pajarito”.
Además, acusó a Jair Bolsonaro de “gobernar para las milicias de Río de Janeiro”, calificó al ministro de Economía, Paulo Guedes, de “destructor de empleos” y tildó de “canalla” a Moro.
Bolsonaro pidió a la derecha que se ponga en orden de batalla y que no dé “munición a un canalla que momentáneamente está libre, pero cargado de culpa”. Miles de personas protestaron contra Lula en Sao Paulo.