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San José. - En los primeros minutos que siguieron a la explosión que destruyó ayer al Hotel Saratoga, de La Habana, en Cuba se recordó una ola de atentados terroristas en 1997 en los hoteles habaneros Copacabana, Capri, Nacional, Chateau, Meliá Cohiba y Neptuno.
¿Retornó el terrorismo lanzado en 1997 por una facción anticastrista contra instalaciones turísticas cubanas, dentro y fuera de la isla?
¿Atacar y debilitar al estratégico sector turístico cubano, locomotora económica de Cuba, y aprovechar la atención mediática por la visita que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hará hoy y mañana a La Habana?
“No ha sido una bomba ni un atentado, es un lamentable accidente”, aclaró el presidente cubano, Miguel Díaz—Canel, citado por el periódico Granma, órgano oficial del gobernante Partido Comunista de Cuba.
“En ningún caso ha sido una bomba, ni ha sido un atentado, como ya salieron medios internacionales de manera muy perversa a confundir y a tergiversar. Ha sido sencillamente un accidente lamentable, muy lamentable, y parece que está alrededor de la bala (depósito) de gas”, insistió.
La disidente cubana Berta Soler, líder de Las Damas de Blanco, grupo opositor creado en 2003 por familias de presos políticos, expresó a EL UNIVERSAL su pesar por “esta desgracia en un hotel emblemático”.
Terror
La aclaración de Díaz—Canel rememoró los atentados terroristas en hoteles en 1997: Nacional y Capri el 12 de julio, Meliá Cohiba el 4 de agosto y Copacabana, Chateau y Neptuno el 4 de septiembre.
“Cuando oí la noticia sobre el Saratoga recordé los bombazos en 1997”, admitió ayer una cubana que aceptó ser identificada como “Eloísa”.
“Pensé que había vuelto el terrorismo y que alguien puso una bomba en el Saratoga. La gente empezó a llamarse. Nos preguntábamos si era lo mismo de 1997”, subrayó en una conversación telefónica con este diario.
“Eloísa” vive en el entorno del Copacabana y del cruce de calle 46 y avenida primera del municipio Playa, al oeste de La Habana. En el vestíbulo de ese hotel estalló una bomba al mediodía del 4 de septiembre de 1997 y el empresario italiano Fabio Di Celmo murió al insertársele en el cuello un metal del cenicero en el que fue colocado el explosivo.
Ese día hubo otros dos ataques similares a hoteles del municipio Playa y simultáneos con el del Copacabana: uno en el Chateau, a unos 500 metros del Copacabana en línea recta y en avenida primera, y otro en el Neptuno, a unos 700 metros del Chateau y avenida tercera.
Una cuarta bomba detonó en la noche en el restaurante La Bodeguita del Medio, del municipio La Habana Vieja y al este capitalino, con tres heridos, entre ellos dos mexicanos.
Cuba acusó a la anticastrista Fundación Nacional Cubano—Americana (FNCA), de Miami, Florida, de planear y financiar los atentados, que también golpearon oficinas turísticas del gobierno cubano en México y Bahamas, para dañar a la economía y atemorizar al turismo mundial.
Como ejecutor intelectual, Cuba señaló al cubano—estadounidense Luis Posada Carriles (1928—2018) y como responsables materiales a tres salvadoreños y tres guatemaltecos. Los seis fueron detenidos en La Habana en 1997 y 1998, condenados a prisión y al menos uno ya está libre.