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Córdoba, Argentina.- En medio de la conmoción en Argentina por el asesinato de un chico de 14 años a manos de su mejor amigo, la madre de la víctima reveló la inquietante hipótesis de la fiscalía: que el victimario estaba enamorado de su hijo.
El cuerpo de Joaquín Sperani fue encontrado el pasado domingo en la ciudad de Laboulaye, después de desaparecer, el jueves anterior. Su mejor amigo confesó que lo había asesinado a golpes, pero se desconocen los motivos.
En este contexto, Mariela Flores, madre de Joaquín, dijo a periodistas que la fiscalía piensa que el agresor tenía sentimientos amorosos hacia su hijo, pero no dio más detalles.
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La madre de Joaquín pidió el apoyo de la sociedad de Laboulaye y de la prensa local y nacional. “Acompáñenme, necesito saber qué pasó con mi hijo. Mi hijo fue a la escuela, necesito que se hagan responsables. Fue mi hijo, un chico sano… mañana puede ser cualquiera de ustedes. Quiero que investiguen qué está pasando ahí, porque detrás de eso, donde encontraron a Joaquín, hay algo más. Que la escuela se haga responsable. Su bicicleta quedó en la escuela y me lo entregaron en un cajón. Presiento que hay algo más, que no fue solamente [el menor detenido por el crimen], que puede haber más. Quiero que se investigue bien. Quiero todo el recorrido, verlo con mis ojos, porque quiero ver con quién se cruzó”, dijo Mariela.
Esa afirmación está en sintonía con lo que, más temprano, había afirmado a LN+ Ernesto, tío de Joaquín. Él sostuvo que, dado que el chico acusado es físicamente más chico que su sobrino, y atento a las tremendas consecuencias de los golpes que mataron al adolescente en el acto, su impresión es que debieron haber participado dos o tres menores más. En ese sentido, ligó el ataque a eventuales episodios de bullying en la escuela a la que iba.
Los padres de la víctima se reunieron el martes con el juez de Control, Niñez, Adolescencia, Penal Juvenil, Violencia Familiar y de Género y Faltas de Laboulaye, Sebastián Moro.
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Los padres de la víctima buscan saber si pudo haber más partícipes en el ataque, ya que su hijo presentaba un traumatismo de cráneo y sufrió un daño encefálico luego de recibir más de diez golpes en la cabeza.
A pesar de las dudas expresadas por la familia, para los investigadores del caso todas las pruebas recolectadas hasta ahora les permiten inferir que el crimen fue cometido por un solo atacante: el mejor amigo de la víctima.
La marcha de la bronca y el dolor por asesinato de menor en Argentina
A las 21:00 horas del lunes, vecinos, familiares y amigos partieron desde el IPEM 278, la secundaria a la que asistían la víctima y su victimario. “Queremos justicia”, fue el reclamo que unió a la comunidad; hubo muchos carteles con la foto de la víctima. Unas 400 personas caminaron hasta la plaza de la ciudad. La familia Sperani pidió durante esta jornada que “no los dejaran solos”. Es la primera vez que hay un pedido público de estas características en la ciudad. El agresor no puede ser imputado debido a que es menor de edad.
Joaquín y el confeso asesino eran muy amigos, y estaban siempre junto a una adolescente, compañera de la escuela, también. Por eso, les decían “los tres mosqueteros”. Pero no todo sonaba tan romántico en las vidas de los adolescentes. Los padres de la víctima afirmaron que en la escuela su hijo solía sufrir bullying. “Tenemos muchas preguntas sin respuestas”, admitió la madre de Joaquín.
Alejandra Jiménez, directora del IPEM 278, negó esa versión de la madre, pero reconoció que hace 20 días Mariela Flores se había presentado al colegio para advertir que faltaban hojas en la carpeta de Joaquín. “Fue la única vez que vino; habló con la preceptora y los coordinadores. No planteó nada sistemático. El tema se trabajó en el aula; los estudiantes dijeron que era él quien regalaba las hojas”, señaló, y ratificó que Joaquín y su amigo estaban “siempre juntos; salían al recreo juntos, iban al kiosco juntos”.
“L. es un psicópata. Fue toda la vida amigo de Joaquín”, dijo Mariela Flores, en consonancia con lo que también había afirmado su esposo, Martín. Para refrendar su creencia de que el crimen no fue obra de un asesino solitario, afirmó: “Me llama la atención, porque Joaquín iba a taekwondo. Entonces me pregunto si L. estaba solo”.
Según un adelanto de la autopsia, la víctima murió a causa de un traumatismo de cráneo y sufrió un daño encefálico que le provocó la muerte inmediata, tras recibir más de 10 golpes en la cabeza.
“El cuerpo de la víctima no presentaba signos de defensa. El asesino lo golpeó en la cabeza. Tenía golpes en la parte de atrás y en la parte de adelante de la cabeza”, explicó a La Nación una fuente al tanto del resultado preliminar de la autopsia.
En la casa donde fue encontrado el cuerpo, fueron confiscados, además de dos ladrillos de hormigón, un tubo de hierro que, se sospecha, habría sido el arma homicida. La investigación está a cargo del juez Moro.
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Las últimas horas de Joaquín, joven asesinado por su mejor amigo
Joaquín Sperani era introvertido, callado. El jueves pasado fue la última vez que fue visto con vida. Salió de su casa a la hora de la siesta para ir al instituto, pero nunca entró a clases. Sí dejó la bicicleta en el patio. Su madre hizo la denuncia por la desaparición de Joaquín la noche del jueves. L., su mejor amigo, fue el primero que “colaboró” con la policía en la búsqueda. Desde el primer minuto dio información errada. Todo indica que con la intención de confundir a los investigadores.
El sábado pasado, el sospechoso entregó el celular de Joaquín a la policía; fue después de que el padre de la víctima detectara en las cámaras que ese teléfono que se veía en las manos del amigo podía ser el de su hijo. Horas después, el niño confesó: "Sí, yo lo maté a Joaquín". El adolescente imputado por el crimen es adoptado y no tiene hermanos.
Está alojado en el Complejo Esperanza, de la ciudad de Córdoba. En las próximas horas, se llevarán a cabo una serie de estudios psicosociales y ambientales, ordenados por el juez Penal Juvenil, Sebastián Moro, que está a cargo del caso.
El magistrado ya habló personalmente con el niño y con sus padres. El juzgado precisó que, en la situación de adolescente no punible, ya está interviniendo la Secretaría de Niñez Adolescencia y Familia (Senaf).
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