Washington.— Donald Trump sabía de la seriedad del coronavirus, su potencial mortalidad, que se trataba de algo mucho más serio que una gripe común, pero prefirió ocultarlo al público, le restó importancia a propósito, lo minimizó conscientemente en sus apariciones y declaraciones ante el pueblo estadounidense.

Es de amplio conocimiento que Trump tiene tendencia a la mentira. The Washington Post contabilizó cerca de mil falsedades sobre el Covid-19 de febrero a julio pasado. Sin embargo, pocas veces se tiene constancia de la confesión de esa voluntad consciente de engañar, en palabras, frases y voz del propio presidente.

La bomba la soltó el adelanto de Rage (Rabia), nuevo libro del laureado periodista Bob Woodward, secuela de su superventas Fear (Miedo) y que saldrá a la venta la próxima semana en Estados Unidos. Woodward, uno de los artífices de la investigación del Watergate, hizo más de 17 entrevistas con Trump y decenas de funcionarios de la Casa Blanca: entre las revelaciones, que el presidente era consciente de la gravedad del asunto, pero no lo comunicó de forma adecuada.

Desde el prólogo, Woodward cuenta cómo Trump sabía que el virus iba a ser “la mayor amenaza en seguridad nacional” de su presidencia, la cosa “más dura que va a enfrentar” durante su mandato. El mandatario de EU escuchó esas palabras el 28 de enero, informado de inmediato de la importancia del asunto por su equipo de seguridad nacional para detallarle que, contrariamente a lo que había dicho a los medios, no se trataba sólo de “una persona de China” ni estaba “bajo control”.

Una semana después, Trump concedía a Woodward que el coronavirus “es más mortal que incluso una gripe intensa. Esto es algo mortal”, a la vez que decía en público que iba a desaparecer con el calor de forma milagrosa. Un mes después, desde el atril de la sala de prensa de la Casa Blanca, el presidente se rendía a su interés de modificar la realidad a sus gustos e intereses, e informaba a los estadounidenses que se trataba de algo “como una gripe común”. En privado, sin embargo, Trump insistía al periodista que estaba “restando importancia” al asunto de forma consciente.

En un país que está cerca de los 200 mil muertos por Covid-19, y previsiones que para finales de año esta cifra se va a duplicar, las palabras del presidente en el libro de Woodward resonaron con violencia, provocando un terremoto considerable.

Los adelantos fueron publicados por el Post, su casa editorial. La CNN, cadena en la que colabora, consiguió extractos de las grabaciones de las llamadas entre periodistas y el presidente, no sólo dando veracidad a las confesiones, sino un elemento de irrefutabilidad que la Casa Blanca tendría complicado de maquillar.

“Todavía me gusta restarle importancia, porque no quiero crear pánico”, se justifica Trump ante Woodward. Fue esa línea la que sirvió a la Casa Blanca para justificar el engaño presidencial sobre la importancia de la pandemia: como si fuera una mentira piadosa para evitar daños mayores y preocupaciones innecesarias, en opinión de Trump.

Horas más tarde de la revelación, en un evento para presentar una lista de candidatos al Tribunal Supremo —entre ellos, el embajador de EU en México, Christopher Landau—, se cuestionó directamente a Trump si restando importancia a la pandemia para reducir el pánico engañó a la opinión pública.

“Creo que si dijeras para reducir el pánico, tal vez sea así”, respondió. Antes, la portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, trató de hacer una defensa del presidente, al asegurar que “nunca ha mentido a los estadounidenses sobre el Covid-19”, argumentando que un líder como él hizo lo que debía hacer: transmitir calma. “Nunca restó importancia al virus”, llegó a decir McEnany, contradiciendo citas textuales de Trump a Woodward donde confesaba hacer precisamente eso.

El escándalo fue mayúsculo, uno más que añadir a la lista de un mandato de Trump lleno de crisis y terremotos. Su rival en las elecciones de noviembre, el exvicepresidente Joe Biden, mostró toda su rabia al enterarse del asunto. “Va más allá de lo despreciable”, dijo, extremadamente enojado por el hecho de que Trump “sabía y a propósito quitó importancia” al coronavirus. “Todavía peor”, añadió, “mintió al pueblo estadounidense consciente y deliberadamente […] Sabía lo peligroso que era. Fracasó a propósito en hacer su trabajo. Fue una traición de vida o muerte al pueblo estadounidense”, resumió.

Woodward recibió algunas críticas por haber mantenido ocultas esas revelaciones durante más de seis meses, que para algunos habrían servido para cambiar el rumbo del país en la gestión del coronavirus y evitar, quizá, el peaje mortal que está causando en Estados Unidos.

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