Ciudad del Vaticano.— El papa Francisco condenó ayer las agresiones sexuales cometidas por sacerdotes contra menores en una carta dirigida a todos los católicos del mundo.

Señaló que se trata de “un crimen que genera hondas heridas de dolor e impotencia” y admitió que el dolor de las víctimas “durante mucho tiempo fue ignorado, callado o silenciado”, en respuesta a las recientes revelaciones sobre los abusos cometidos en Estados Unidos durante décadas.

“Con vergüenza y arrepentimiento, como comunidad eclesial, asumimos que no supimos estar donde teníamos que estar, que no actuamos a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando en tantas vidas. No cuidamos de los más pequeños, los abandonamos”, afirmó el Pontífice en la misiva dirigida al Pueblo de Dios.

“Mirando hacia el pasado, ningún esfuerzo por rogar perdón y por buscar reparar el daño hecho será jamás suficiente. Mirando hacia el futuro, no debemos escatimar esfuerzos en crear una cultura capaz de prevenir que estas situaciones sucedan, pero también prevenir la posibilidad de que se las encubra y perpetúe”, se lee en la carta.

Asimismo, destacó la relevancia de admitir y condenar los hechos. “Es imprescindible que como Iglesia podamos reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos e incluso por todos aquellos que tenían la misión de velar y cuidar a los más vulnerables”.

El Pontífice argentino señaló que se está aplicando “tolerancia cero” en esta materia y que se trabaja para que rindan cuentas “todos los que realicen o encubran estos delitos”.

El portavoz del Vaticano, Greg Burke, destacó la relevancia de que el Pontífice se refiera a los abusos como un “crimen, no sólo un pecado”.

“El papa Francisco dice que se necesita urgentemente que los culpables rindan cuentas, no sólo los que cometieron aquellos crímenes, sino también aquellos que los encubrieron, lo cual en muchos casos incluye a los obispos”, enfatizó Burke.

La carta dirigida al “Pueblo de Dios”, los mil 300 millones de católicos en todo el mundo, es un documento que rara vez se emplea. Su publicación tiene lugar días después de que se diera a conocer el informe de un gran jurado en Pennsylvania que revela los nombres de más de 300 sacerdotes que abusaron de más de mil menores en seis diócesis de ese estado a lo largo de 70 años. Los grandes jurados no determinan la culpabilidad o la inocencia, sino que deciden si hay evidencias suficientes para iniciar un juicio.

El Vaticano dijo la semana pasada que sentía “vergüenza y dolor” por lo ocurrido. Hoy el papa Francisco insistió en la carta: “Pidamos perdón por los pecados propios y ajenos”.

El papa Francisco viajará el sábado a Irlanda, donde también hubo casos de abusos a menores dentro de la Iglesia. El arzobispo Eamon Martin, presidente de la Conferencia de obispos católicos irlandeses, dijo que el Pontífice se reunirá con víctimas de abusos.

“No estoy seguro de cuáles serán sus palabras y no estoy seguro de que los sobrevivientes quieran una simple disculpa”, dijo Martin en declaraciones a la cadena BBC. “Si se disculpa, tiene que ser algo más que un ‘lo sentimos’”, señaló.

Colm O’Gorman, víctima de los abusos de la iglesia que fundó One in Four, el principal grupo de supervivientes de Irlanda, dijo que el papa Francisco ofreció “un lenguaje mucho más fuerte que el usado hasta ahora”.

En Twitter, O’Gorman escribió que el Papa “ruega por el perdón, pero sigue sin admitir que hubo una política deliberada de encubrimiento diseñada e implementada por el Vaticano”.

La Iglesia católica es acusada desde décadas de no castigar a los curas pederastas y de ocultar sus crímenes de manera sistemática.

En enero, el Papa fue acusado de insensibilidad después de insistir durante una visita a Chile en que las víctimas no tenían pruebas de que el obispo Juan Barros había encubierto los abusos del sacerdote Fernando Karadima. Finalmente, Francisco pidió perdón por sus declaraciones y mantuvo reuniones privadas con las víctimas en el Vaticano. Además, aceptó la renuncia de cinco de los 33 obispos que conforman la Conferencia Episcopal de Chile por el encubrimiento de casos de abusos contra menores.

En México se han denunciado numeroso casos de abusos de menores y también de ocultamiento por parte de las altas esferas de la Iglesia.

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