París.— Cuatro semanas después de la incomprensible decisión del presidente Emmanuel Macron de disolver la Asamblea Nacional y convocar a elecciones legislativas, la extrema derecha tiene por vez primera la posibilidad de tener pase directo al poder en Francia.
Rassemblement National (RN), de Marine Le Pen, y su discípulo Jordan Bardella, sabrá hoy (este domingo) en la segunda etapa de las legislativas si cohabita o no con Macron de aquí a lo que termina su mandato, en 2027.
Diversas maniobras políticas realizadas a lo largo de la última semana por parte del partido de Macron, Renacimiento, y la alianza de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP), por frenar el avance de los ultras hacia la mayoría absoluta, parece que tendrán resultado, aunque como dice Gaspard Estrada, politólogo y director ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC) de Sciences Po, en París, en unas elecciones nada está definido.
Lee también: Franceses votan en la primera vuelta de elecciones legislativas anticipadas; estiman participación del 69.7 %
El Congreso francés está compuesto por 577 escaños. En la primera vuelta celebrada el 30 de junio, 76 legislaturas fueron definidas luego de que un candidato lograra la mayoría en su plaza, entre ellos Le Pen, que triunfó en el departamento de Francia Norte, con 58% de los votos. En total, para la segunda vuelta, RN arranca con 39 parlamentarios electos y el NFP con 31.
El resto de los escaños tendrán nombre y apellido este domingo. Como medida para evitar que la facturación del voto permita el triunfo de la extrema derecha, para esta contienda 224 candidatos retiraron su nombre de la boleta electoral, por lo que los franceses decidirán entre dos o tres opciones, este último caso suele darse si hay un candidato del otrora hegemónico Partido Republicano.
“Considerando que una mayoría de RN representa un riesgo grave para el futuro del país, siguieron las recomendaciones de sus líderes o de figuras importantes. Más de 120 candidatos que renunciaron son de izquierda y 80 de la derecha gubernamental. En el centro-derecha (Ensemble, Horizons, Modem) algunos consideran todavía que si el candidato favorecido es de la Francia Insumisa (LFI) no pueden retirarse, pero sí cuando se trata de un socialista, ecologista o comunista”, dice a EL UNIVERSAL Jean Jacques Kourliandsky, investigador asociado del Instituto Francés de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS). “Las últimas encuestas indican que estas renuncias van muy probablemente a impedir que RN tenga una mayoría en la Asamblea Nacional”.
Lee también: Extrema derecha, favorita para ganar elecciones en Francia; busca mayoría absoluta
Aunque el analista precisa que todo dependerá del efecto que estas decisiones estratégicas tengan en el votante. Señala que la abstención podría matizar el efecto de las renuncias.
Lo que está claro, dice Kourliandsky, es que independientemente de los ajustes de última hora, RN será el bloque más grande en el Parlamento. Una encuesta realizada por Ifop para el diario Le Figaro, anticipa que el RN y sus aliados obtendrán entre 170 y 210 escaños, mientras que el NFP de 155 a 185; el Partido de Macron de 120 a 150, y Los Republicanos, de 50 a 65.
Si esto se confirma, la llave del poder para los radicales estará en manos de los conservadores republicanos, cuya alianza podría resultar fundamental para la mayoría relativa, entre 250 y 286, o absoluta, establecida en 287. El segundo escenario convertiría en automático a Jordan Bardella en primer ministro y le permitiría formar gobierno. Otra hipótesis es una coalición de centro izquierda anti-RN, aunque es improbable.
Lee también: Macron se juega su legado
De no darse ninguna de esas circunstancias el resultado será una Asamblea ingobernable y un gobierno técnico a la espera de cumplir el plazo de un año para volver a disolver el Congreso y llamar a nuevas elecciones.
“El descalabro del partido presidencial va a ser muy importante. La etapa siguiente será la de recomposición, tanto del bloque presidencial que da señales de fragmentaciones, como de la izquierda”.
El estudioso dice que es insostenible que LFI, partido anticapitalista, mantenga su hegemonía sobre el bloque formado por la izquierda (NFP), por lo que es muy probable que surja una fracción disidente que desafíe a Jean-Luc Mélenchon, figura inspiradora del movimiento, lo que conducirá a una mayor fragmentación.
Kourliandsky sostiene que si el partido de Macron, la izquierda y la derecha moderada o republicana quieren evitar que la dinámica electoral siga favoreciendo a Marine Le Pen, deben reflexionar sobre las causas que originaron un voto popular protestatario tan fuerte y concentrado en RN.
Lee también: Laboristas ganan elecciones británicas con mayoría absoluta
Total confusión
La noche del 9 de junio, tras ser derrotado por la derecha radical en las elecciones europeas, el mandatario galo sorprendió disolviendo la Asamblea Nacional y anunciando comicios generales anticipados.
A la fecha, los expertos tratan de descifrar el motivo de la maniobra, considerando que la nación está fracturada y en momento de la trayectoria electoral ha estado del lado de Le Pen desde las presidenciales de 2022.
Para Kourliandsky, fue una peligrosa jugada de póquer político, tratando de tomar por sorpresa a las fuerzas opositoras, buscando aparecer como el único con capacidad de movilizar al electorado. Al final falló y al parecer el resultado será el caos, el bloqueo institucional, un país en retroceso.
“El presidente Macron está en una situación muy difícil. Más que antes de la disolución. Explicó que quería clarificar el juego político. A tal efecto diabolizó la izquierda e intentó borrarla de la campaña reduciéndola a un enfrentamiento entre él, su partido [Ensemble] y RN, con un relato contradictorio, usando argumentos que eran hasta la fecha los de RN”.
Lee también: ¿Quién es Jordan Bardella, el nuevo rostro de la ultraderecha en Francia?
“Perdió su apuesta. Los electores antiultraderecha escogieron la izquierda para enfrentarla. Y los que escucharon sus argumentos ultraderechistas escogieron votar directamente para los más auténticos defensores de estos argumentos. Resultado, el partido del presidente va a pasar probablemente de primera a tercera minoría”.
Sostiene que en Francia el presidente tiene poder si cuenta con mayoría parlamentaria. En el pasado, para compensar esa carencia, se ha dado la cohabitación con un primer ministro de otro partido, ocurrió con Francois Mitterrand en 1986 y Jacques Chirac en 1997.
“Lo novedoso de la situación que puede salir del voto del 7 de julio es que lo más probable es que tengamos un Parlamento sin mayoría, fragmentado en tres bloques con identidades antagonistas [RN, NFP y Ensemble]. Lo único cierto es que a partir del domingo el presidente va a ser un espectador más de la vida política, y la apuesta, que perdió, abrirá en el país un momento de graves incertidumbres”, indica Kourliandsky.
Recuerda que los franceses votaron por Macron en 2017 a falta de otra opción prometedora y porque se definió, en este momento, como figura de centro sin experiencia de gobierno.
A la fecha, los franceses siguen insatisfechos, y como hace siete años, tienen la impresión de que están votando por una fuerza política sin experiencia de gobierno.
El analista asegura que existe el gran riesgo de que todo quede en lo mismo, porque los problemas del país son resultado de la globalización y de una europeización fundada en la supremacía casi absoluta de la economía de mercado.
Lee también: Renuncian en Francia más de 200 candidatos para tratar de frenar a la ultraderecha en segunda vuelta
Señala que presentar alternativas electorales resulta imposible, porque el gobierno no está en capacidad de actuar, no pudo devaluar la moneda, tocar los aranceles, está obligado a abrir el espacio de los servicios públicos a la competencia exterior y tiene que respetar criterios económicos fijados por la Unión Europea.
“Poco a poco, para participar a la competencia mundial se va desmantelando el Estado de bienestar considerado como un obstáculo. No se hace de una forma tan brutal como en la Argentina de Javier Milei, pero la tendencia es idéntica. A falta de sinceridad política en cada elección los partidos de turno fracasan y pierden tarde o temprano”.
Y es en la supuesta búsqueda de algo nuevo cuando aparecen los fantasmas. En el caso francés, pueden sumir al país en un ciclo de aventuras antirrepublicanas.
A pesar de la normalización del RN por parte de algunos medios franceses, su base ideológica sigue siendo contraria a los fundamentos cívicos e institucionales de la democracia francesa, al discriminar, estigmatizar y excluir categorías completas de la población.
