Más Información
Secuestran y asesinan a delegado de Unión Regional Ganadera en Sinaloa; su cuerpo presenta huellas de tortura
Pifia ortográfica se cuela en transmisión del debate sobre CNDH; “Dictamen a discución” pasa desapercibido en Canal del Congreso
Trump designa a Elon Musk al frente del “Departamento de Eficiencia Gubernamental”; buscará eliminar regulaciones excesiva
Ramírez de la O adelanta recortes al gasto en varios rubros para Presupuesto 2025; “no nos estamos enfocando en una sola área”
Avanza en lo general reforma contra maltrato animal en San Lázaro; corridas de toros y peleas de perros no fueron consideradas
Jufed se presenta en la Corte Interamericana; reforma judicial es un ataque sistemático y se materializó en la Constitución, acusa
San José.— La meta de una paz completa en Colombia quedó ayer en pausa después de que el gobierno colombiano y la guerrilla comunista del Ejército de Liberación Nacional (ELN) finalizaron en Cuba una negociación sin pactar un cese del fuego, definitivo o temporal, luego de más de 54 años del último conflicto bélico de ese país, por lo que corresponderá al próximo presidente, Iván Duque, gestionar con la insurgencia el futuro de la pacificación total.
El sexto ciclo de negociaciones, que empezó en mayo pasado, entre una comitiva del gobierno del presidente saliente Juan Manuel Santos y una del ELN, concluyó ayer en Cuba sin que se lograran acuerdos sobre el fin de las hostilidades militares.
Santos, presidente en dos cuatrienios de 2010 a 2018, explicó ayer que “hasta” el martes “teníamos definidas las bases del cese del fuego. Pero se necesitaba una verificación. Acordamos que sería hecha” por la Iglesia católica y la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Sin embargo, aclaró, “para verificar se requieren protocolos inequívocos para que no haya zonas grises. En el primer cese [del fuego] hubo problemas porque no teníamos esos protocolos”, exigidos por los verificadores y que las partes no lograr definir.
El primer cese del fuego fue pactado por ambos bandos el 4 de septiembre de 2017 y rigió del 1 de octubre al 9 de enero de 2018. El proceso se suspendió el 10 de enero pasado por ataques a objetivos militares y policiales y al aparato petrolero lanzados por el ELN, creado en 1964 y alzado en armas desde ese año.
El diálogo de las dos partes es crucial para la pacificación total colombiana, luego de que el gobierno y la entonces guerrilla comunista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) —sublevadas a partir de 1964— lograron en noviembre de 2016, en Cuba, un acuerdo de paz en vigencia desde diciembre de ese año y cuya ejecución sufrió múltiples tropiezos en 20 meses.
La clave sobre el futuro del proceso pasó a Duque, presidente electo como ganador de las dos rondas electorales de mayo y junio pasados y cuyo gobierno de cuatro años se iniciará el próximo 7 de agosto. Como presidente electo, Duque confirmó sus reservas sobre la gestión de paz que se desarrolló con altibajos desde febrero de 2017 con el ELN.
Las delegaciones del gobierno y del ELN destacaron ayer en una declaración conjunta que “si bien no llegamos en este ciclo a acuerdos completos” sobre participación ciudadana y cese al fuego, “el camino recorrido hacia ellos es muy significativo”. Santos dijo que hará un informe para Duque.