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Como desde hace más de tres décadas la comunidad latinoamericana en París celebró este jueves en Notre Dame la fiesta de la Virgen de Guadalupe, pero en esta ocasión la "emoción" por descubrir la turística catedral restaurada se sumó a la devoción.
"Siento muchísima emoción. Se juntan dos momentos importantes. La Virgen de Guadalupe, que es la 'reina de América Latina'", y volver a entrar en la catedral, asegura a la AFP Eri Turlei, una mexicana residente en París desde hace 20 años.
Desde la década de 1990, cada 12 de diciembre, los fieles festejaban la "Morenita de México", primero en su capilla y, a partir de 2000, con una misa en el altar principal de la catedral, en una colorida fiesta que Francia declaró incluso Patrimonio Cultural Inmaterial.
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Pero, en abril de 2019, un devastador incendio en esta joya del arte gótico, construida hace más de 860 años, puso fin a la tradición, que regresó este jueves, entre los blanqueados muros de la restaurada catedral, al ritmo de mariachis.
"Estas son las mañanitas que cantaba el rey David", empezó a cantar la soprano mexicana Cristel Muñoz, con música del grupo Mariachi el Sol, ante las dos mil 500 personas congregadas, entre turistas y fieles portando banderas mexicanas, trajes tradicionales e imágenes de la virgen.
"Esta catedral es universal", proclamó el rector de Notre Dame, Olivier Ribadeau Dumas, durante la liturgia oficiada en francés y en español, días después de su apertura ante líderes mundiales como Donald Trump.
De la octava de misas previstas en este nuevo inicio, es la única dedicada a una comunidad extranjera en Francia.
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Carmen Quintana, una peruana de 69 años residente en París desde hace 44, siente una "emoción tremenda" de ser una de las primeras personas en visitar la catedral: "Es un honor, un privilegio, parece que nos hubieran premiado por nuestra devoción".
Durante los más de cinco años de reconstrucción, la fiesta en honor a la "Patrona de México", se trasladó a la cercana iglesia medieval de Saint Germain l'Auxerrois.
"El festejo no se paró", abunda Guadalupe Jiménez, una mexicana de 40 años, a quien muchos de los turistas que recorren los laterales de la catedral le piden fotografías fascinados por su vestido tradicional de chiapaneca, con coloridas flores bordadas con hilo.
Esta diseñadora gráfica, acompañada de su hijo de 7 años vestido con el traje típico de "Juan Dieguito", reconoce que lloró cuando se incendió Notre Dame, y asegura que, pese a las "críticas", la catedral luce "hermosa" y "sigue teniendo la misma energía que antes".
"Está como nueva, está blanca. Me imagino que las personas que la vieron hace 800 años, la verían como ahora. Los cuadros se ven con muchísima luz. Está hermoso", asegura Lissette Rault-García, una mexicana productora de chiles, tomatillos y salsas en el oeste de Francia, de 33 años.
Pero Guido Giraldo, un colombiano 60 años y miembro de la Hermandad del Señor de los Milagros de París, acude junto a su esposa peruana Marisa Tejada con un objetivo claro: "Volver a ver a mi Virgen de Guadalupe y al Señor de los Milagros", asegura emocionado.
Al término de la misa, pudo cumplir sueño. Las puertas de la girola se abrieron y los fieles pudieron visitar de nuevo la capilla de la virgen mientras cantaban al son de los mariachis: "Ay, ay, ay, ay. Canta y no llores, porque cantando se alegran, cielito lindo, los corazones".
em/mgm