Kenia vive un momento álgido en su historia reciente. La mañana de este martes, cientos de manifestantes, en su mayoría jóvenes, se congregaron a las afueras del Parlamento para protestar contra un proyecto de ley avalado por el Gobierno, que contempla un aumento de impuestos, y que se discutía en dicha sede.
El contingente logró abrirse paso por el recinto, por lo que la Policía disparó contra la avanzada, lo cual no impidió que continuara el asedio al edificio.
Por estos hechos, a lo largo de la jornada se han reportado al menos 17 personas muertas y decenas más que resultaron heridas. Incluso, se dio cuenta de cuerpos sin vida que yacían en el suelo.
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Aunado a ello, uno de los edificios del Parlamento fue incendiado. Además, en su intento por dispersar a los manifestantes, la policía keniana se valió de gas lacrimógeno, así como de cañones de agua.
El presidente de Kenia, William Ruto, prometió el martes reprimir firmemente la "violencia y la anarquía" tras nuevas protestas contra un proyecto de aumento de impuestos, que desembocaron en enfrentamientos en la capital Nairobi.
El gobierno anunció por la noche que pidió la movilización del ejército para hacer frente a la situación.
"Daremos una respuesta completa, eficaz y rápida a los acontecimientos de traición de hoy", declaró Ruto.
"No es normal, ni concebible, que criminales que fingen ser manifestantes pacíficos puedan desatar el terror contra el pueblo (...) y esperar quedar impunes", añadió, advirtiendo también "contra los planificadores, financiadores, orquestadores y cómplices de la violencia y la anarquía".
*Con información de AFP
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