Miami.— , vicepresidenta de Estados Unidos, ha obtenido el número suficiente de delegados para ser considerada la probable candidata demócrata a la presidencia de su país.

Una vez que su nominación sea un hecho —todo indica que ocurrirá en una reunión virtual, previo a la próxima Convención Nacional demócrata en Chicago—, se convertirá en la rival de , el candidato republicano. Con esta certeza, analistas y estudiosos han comenzado a medir las fortalezas y debilidades de ambos candidatos. “La primera y más notoria desventaja o debilidad de Trump es que hoy él es el candidato viejito, el candidato que ya debería estar disfrutando de la vida y de su dinero viajando y en su casa”, comenta con tono sarcástico el politólogo Pablo Salas en Florida; “y sin duda hará un peso importante en cuanto comiencen a moverse los números en las encuestas”.

Una reciente encuesta realizada por Reuters coloca a Harris, de 59 años, (en octubre cumple 60), con un 44% de intención de voto frente a un Trump, de 78 años, con un 42% lo cual, en términos de lectura de estadísticas considerando el margen de error, los pone ya en un empate técnico.

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Otros sondeos recientes dan números muy interesantes. El de SoCal Research realizado del 17 al 19 de julio da a un Trump que lidera con 52% frente a 44% de Harris. Ipsos/Reuters, realizado el 17 de julio, muestra un empate entre ambos candidatos, cada uno con 44%. Y la encuesta de Marist College del 10 al 11 de julio da también a Harris una ligera ventaja con un 50% frente a 49% de Trump.

Adicionalmente, hay que sumar la racha de recaudación que logró la vicepresidenta durante las primeras 24 horas desde que se dio a conocer que sería la aspirante más viable para suplir al presidente Joe Biden en la carrera demócrata rumbo a la Casa Blanca. Más de 81 millones de dólares.

Algunos analistas sugieren que sumados los millones de los últimos días con los que ya había recolectado Biden, Harris podría iniciar campaña después de la convención demócrata con alrededor de 240 millones de dólares. Más de lo que ha logrado Trump durante su campaña.

En otras cosas, de acuerdo con expertos consultados, el tema más crítico que va a enfrentar a Trump y Harris es la inmigración y la seguridad fronteriza. Para Trump es una gran fortaleza para atacar a la vicepresidenta, en cambio para Harris es una de sus grandes debilidades.

“Vamos a ser testigos sobre la manera en que lo enfrenta Kamala”, indicó el politólogo, recordando que Biden le encargó el tema migratorio “sin mayores resultados; pero Harris cuenta con el Despacho Oval, desde donde Biden le dará la mano que necesite para contrarrestar a Trump”, opina.

Los procesos de deportación de personas sin documentos detenidas en la frontera sur estadounidense o en el interior del país han sido muy diversos tanto en la administración Trump, como en la de Biden-Harris. Independientemente de las medidas endurecidas por Trump, la pandemia del Covid 19 y el Título 42 que puso en marcha el republicano y que heredaron Biden y Harris, para luego volver al Título 8, hace muy difícil constatar cuál de las dos administraciones tuvo realmente mejores resultados.

No se puede dejar a un lado el narcotráfico, especialmente el ingreso masivo de fentanilo, la droga que ha estado matando cada año a más de 70 mil personas en la Unión Americana desde 2022.

Trump, durante su presidencia, se enfocó especialmente en la militarización de la frontera y algunas propuestas como ir tras los cárteles de la droga en México. Algunos sectores, especialmente dentro del Partido Republicano, apoyaron las propuestas del magnate de utilizar medidas militares más agresivas para combatir a los cárteles de las drogas mexicanos. Consideraron en su momento que una postura dura era necesaria para enfrentar el problema del tráfico de drogas y la crisis de opioides que sigue afectando gravemente a Estados Unidos.

La implementación de políticas estrictas de control fronterizo ha sido vista positivamente por aquellos que creen que una frontera más segura podría reducir significativamente el tráfico de drogas.

La administración demócrata de Biden-Harris había sido más discreta en sus esfuerzos.

Además de mandar reunirse con frecuencia a su embajador en México, Ken Salazar, con el presidente Andrés Manuel López Obrador, reiteradamente había estado enviado a México a sus funcionarios de más alto nivel en materia de seguridad nacional, para hablar con sus contrapartes sobre lo que esperaban que el gobierno mexicano realizara para apoyarlos. “Reuniones que en la práctica no han visto grandes resultados”, comenta Salas.

En últimas fechas, antes del debate con Trump en Atlanta, Biden expidió dos órdenes ejecutivas para tratar de fortalecer su imagen.

La primera para limitar a indocumentados las solicitudes de asilo en la frontera sur de Estados Unidos y la segunda para darle un camino hacia la residencia legal a indocumentados casados con cónyuges estadounidenses durante 10 o más años dentro de la Unión Americana. Ahora se verá si estas dos órdenes ejecutivas son favorables o desfavorables para Harris.

El mantenimiento y la construcción de algunos kilómetros más de muro fronterizo fue también uno de los puntos clave de la administración de Trump, diseñado para presuntamente impedir el ingreso ilegal de drogas y personas.

La administración Biden-Harris es la única que no ha construido ni medio metro de muro fronterizo desde 1994 cuando el demócrata Bill Clinton lo inició.

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La defensa del aborto

Harris también trae a su favor a millones de mujeres con el tema de la defensa al derecho de abortar en la Unión Americana.

Desde la revocación de Roe vs. Wade, que permitía la práctica del aborto a nivel nacional en la unión Americana, Harris ha asumido un papel protagónico en la defensa de los derechos reproductivos.

Ha viajado por toda la nación reuniéndose con activistas y abogando por la protección del acceso al aborto, un tema que ha sido central para motivar a los votantes demócratas, especialmente a las mujeres.

Esta defensa la ha posicionado como una figura clave en la lucha por los derechos de las mujeres y le ha permitido conectar con importantes bases del partido.

Trump nombró a tres jueces conservadores en la Corte Suprema, en su gestión, lo que llevó después a la revocación de Roe vs. Wade.

Lo anterior lo han venido promoviendo Trump y sus seguidores como una victoria significativa para el movimiento pro-vida.

Sin embargo, esta postura también ha generado controversia y oposición de los millones de mujeres que ahora se presume voltearán a ver a Harris para votar por ella.

Pero entre las más grandes fortalezas de Trump se cuenta la base de seguidores que posee, la cual es muy leal; se ha mantenido activa y comprometida desde su primera campaña en 2016.

Este grupo de votantes es extremadamente dedicado, con una amplia participación en eventos y mítines. “Y ahora con mayor fuerza, desde que sobrevivió al atentado en su contra, se ha convertido en un dios, un superhéroe”, señala Salas; “hoy el trumpismo es un movimiento de culto en todo el país [Estados Unidos]”.

También, Trump es conocido por su habilidad para comunicarse de manera directa y confrontativa. Su uso eficaz de las redes sociales y su capacidad para dominar los ciclos de noticias le permiten mantenerse en el centro de la atención pública y eso lo valoran mucho sus seguidores y mantiene la atención de los medios, lo que, a su vez, le permite establecer la agenda y responder rápidamente a sus oponentes “aunque más de la mitad de sus declaraciones o dichos sean mentiras,” subraya Salas.

Mientras Trump tiene la experiencia política de una presidencia muy cuestionada, Harris cuenta con una amplia experiencia en el ámbito legislativo y judicial. Ha sido senadora y fiscal general de California, lo que le ha proporcionado un profundo entendimiento de las leyes y políticas públicas. Su participación en temas como la reforma de justicia penal y su capacidad para cuestionar de manera efectiva a los nominados del gobierno en audiencias del Senado son ejemplos de su competencia en el ámbito legislativo y judicial.

Harris representa también algo de lo que carecen Trump y su compañero de fórmula, JD Vance: la diversidad étnica creciente de la Unión Americana. Como mujer afroamericana y asiático-americana, su candidatura es simbólicamente poderosa y puede atraer a votantes de diferentes comunidades raciales y étnicas. Su presencia en la boleta electoral podría aumentar la participación y el entusiasmo entre los votantes afroestadounidenses y otras minorías, incluida la hispana.

Trump enfrenta serios cuestionamientos sobre su comportamiento ético y legal.

Un significativo número de votantes tiene poca o ninguna confianza en su integridad ética. Estos problemas han sido incrementados por las múltiples investigaciones y procesos legales que se han llevado en su contra, que aún están pendientes y que tendrán que seguir su curso después de las elecciones de noviembre, puesto que fueron interrumpidos al momento en que la Corte Suprema le otorgó razón al decidir que un presidente en funciones goza de inmunidad parcial.

También sobresale el estilo de confrontación y la retórica divisiva del republicano que han polarizado profundamente a Estados Unidos. Esta polarización limita su capacidad para atraer votantes moderados e independientes que son cruciales en una elección.

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Harris, por su parte, está estrechamente asociada con las decisiones de la administración Biden. Si bien esto puede ser una fortaleza en términos de experiencia y logros compartidos, la vincula con las críticas y descontentos relacionados con la administración actual. Entre las más desfavorables, después de inmigración y la frontera, se cuentan las políticas de economía relacionadas con la inflación y los altos costos de vida, así como relaciones exteriores, particularmente las guerras en Ucrania y en Gaza.

La experiencia de Trump en el sector privado es vista por muchos como una ventaja significativa. Ha utilizado su historial como empresario exitoso para argumentar que puede manejar la economía del país de manera efectiva, al aplicar políticas que favorecen el crecimiento económico y la reducción de regulaciones.

Sin duda, toda esta combinación de factores sugiere una elección altamente disputada y dividida, una vez que inicie oficialmente. Al final, según algunos analistas, el resultado va a depender, en mucho, de la movilización de los votantes clave en estados cruciales.

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