Washington.— Cientos de personas despidieron ayer en Minneapolis a George Floyd, el ciudadano afroamericano que murió cuando un policía blanco lo inmovilizó con la rodilla en el cuello, lo que desató una ola de protestas no vistas en décadas, en una ceremonia llena de detalles íntimos, pero con un tono muy político.
El reverendo y veterano activista por los derechos civiles Al Sharpton fue el encargado de la elegía, en la que afirmó que Floyd “no murió de una enfermedad común, sino que falleció por un mal funcionamiento de la justicia criminal de Estados Unidos”. Convocó a movilizarse el 28 de agosto en Washington DC, aniversario de la marcha de 1963 en la que Martin Luther King Jr dio su histórico discurso Tengo un sueño.
“Lo que le ocurrió a Floyd pasa todos los días en este país”, dijo Sharp-ton. “Es el momento de que nos pongamos de pie y a nombre de George digamos: quita esa rodilla de mi cuello”, agregó.
El abogado de la familia, Ben Crump, prometió “justicia” en el caso, por el cual están procesados cuatro oficiales. Crump afirmó que Floyd murió por la “pandemia del racismo y de la discriminación”, después de que la autopsia de Floyd confirmara su fallecimiento por asfixia y revelara también que estaba infectado con el coronavirus.
La ceremonia, con música y fuertemente marcada por las restricciones del Covid-19, mezcló testimonios íntimos de la familia con la presencia de activistas como el reverendo Jesse Jackson y políticos como la senadora de Minnesota, Amy Klobuchar, y el alcalde de Minneapolis, Jacob Frey.
El ataúd dorado con sus restos fue colocado delante de una proyección que muestra un mural pintado en el lugar donde murió Floyd, y donde ahora hay un memorial improvisado con flores y mensajes.
La mayoría de los asistentes portaban cubrebocas, algunos con la leyenda: “No puedo respirar”, las últimas palabras pronunciadas por Floyd cuando el policía blanco Derek Chauvin lo inmovilizó presionando la rodilla contra su cuello durante ocho minutos y 46 segundos. En un momento de la ceremonia, los asistentes guardaron silencio durante este mismo espacio de tiempo.
La primera dama Melania Trump tuiteó con motivo de esta ceremonia: “Extiendo una vez más mis sentidas condolencias a la familia y amigos [de Floyd]. Espero que mi país salga de estos tiempos desafiantes en paz y sanado”.
La difusión de las imágenes de la muerte de Floyd desató una indignación no vista desde el asesinato en 1968 del activista negro Martin Lu-ther King Jr.
La ola de protestas se intensificó el lunes cuando el presidente Donald Trump amenazó con movilizar al ejército para restaurar el orden después de que protestas pacíficas durante el día derivaron en disturbios nocturnos.
Los desórdenes obligaron a muchas ciudades a declarar toque de queda y a nivel nacional han sido detenidas 10 mil personas, según medios locales.
Los ayuntamientos de Washing- ton DC, Los Ángeles, San Francisco y otras ciudades anunciaron ayer el fin de los toques de queda.
El miércoles, los fiscales que llevan el caso en Minnesota endurecieron los cargos contra el policía involucrado Derek Chauvin, que ahora será procesado además por homicidio sin premeditación.
Ayer, un juez fijó fianza de 750 mil dólares para cada uno de los tres exoficiales de policía acusados de ayudar e instigar al asesinato de Floyd.
Tou Thao, Thomas Lane y J. Alexander Kueng comparecieron por primera vez en la Corte de Distrito del condado Hennepin desde que fueron detenidos, el miércoles. Chauvin no compareció.
El juez Paul Scoggin fijó el 29 de junio como fecha de audiencia para los tres que comparecieron. Tanto ellos como Chauvin fueron despedidos del cuerpo policial tras el incidente, que se viralizó gracias a un video.
Durante el día siguieron los gritos en las calles contra la brutalidad policial hacia los afroamericanos. A pesar de la disminución de los disturbios, el Servicio Secreto fortaleció aún más el perímetro de seguridad alrededor de la Casa Blanca: lo amplió algunas calles y desplegó nuevas vallas de rejillas negras, así como bloques de cemento gris.
Dentro de ese perímetro de seguridad, a primera hora de la tarde decenas de agentes vigilaban a cierta distancia a los activistas que comenzaban a acercarse a la mansión presidencial. Varios manifestantes y la Unión Americana de Libertades Civiles presentaron una demanda desafiando el uso federal de la fuerza para dispersar una protesta pacífica en Washington, el lunes, antes de la sesión fotográfica del mandatario en una iglesia local.
“Este caso es sobre el presidente y el fiscal General [William Barr] que ordenan el uso de la violencia contra los manifestantes pacíficos que se pronunciaron contra la brutalidad policial discriminatoria dirigida contra los negros”, de acuerdo con la demanda presentada.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, fue abucheado por una multitud reunida para homenajear a Floyd.