Ecuador, sacudido por una violencia política que afecta a toda América. El asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio en Quito es la más reciente demostración de un mal endémico que recorre todos los rincones del continente: la violencia política.
Villavicencio cayó víctima de las balas tras asistir a un mitin político en la capital ecuatoriana, en medio de la campaña para las elecciones presidenciales del próximo 30 de agosto en el país suramericano.
Ecuador sufre una escalada de violencia por la acción de bandas criminales que también se cobró la vida recientemente del alcalde de Manta, Agustín Intriago, y de un candidato a asambleísta por la norteña provincia de Esmeraldas.
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Los años 1989 y 1990 fueron particularmente fatídicos para la actividad proselitista en Colombia, porque tres aspirantes a llegar a la Casa de Nariño (sede del Ejecutivo) pagaron con sus vidas en medio de uno de los periodos más violentos de la historia del país.
El 18 de agosto de 1989, en plena concentración en una plaza pública en el municipio de Soacha (centro) fue acribillado por las mafias narcotraficantes Luis Carlos Galán, aspirante a la Presidencia por el Partido Liberal y máximo favorito en las encuestas.
A Bernardo Jaramillo, de la izquierdista Unión Patriótica (UP), lo asesinaron el 22 de marzo de 1990 cuando procedía a viajar a Santa Marta (norte) desde la terminal Puente Aéreo de Bogotá.
Jaramillo había sucedido en el liderazgo de la UP a Jaime Pardo Leal, a quien también le arrebataron la vida de forma violenta el 11 de octubre de 1987.
La por esos tiempos recién desmovilizada guerrilla del M-19, devenida en partido político, también puso su cuota de sangre en esas elecciones tras el ataque mortal el 26 de abril del mismo año a su candidato, Carlos Pizarro Leongómez, dentro de un avión con destino a Barranquilla (norte).
El 14 de abril de 2002, el entonces candidato Álvaro Uribe salió ileso de un atentado con un bus-bomba, en el que resultaron muertas cuatro personas. El mismo día de su posesión, el 7 de agosto de ese año, integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) lanzaron cohetes contra la Casa de Nariño, por lo que se tuvo que suspender la ceremonia al aire libre y se celebró en las aledañas instalaciones del Congreso.
El 23 de marzo de 1994 México fue sacudido por el brutal asesinato de Luis Donaldo Colosio, quien aspiraba a suceder en el poder a Carlos Salinas de Gortari, en los años en los que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ejercía un poder hegemónico en México.
Un disparo hecho por Mario Aburto Martínez impactó la cabeza de Colosio tras un acto electoral en Tijuana (norte). Luego de 29 años del hecho, el caso judicial de la muerte de Colosio, a quien Ernesto Zedillo reemplazó en su aspiración presidencial, sigue sin resolverse.
El 28 de septiembre de ese mismo año, otro atentado se cobró la vida de José Francisco Ruiz Massieu, secretario general del PRI.
Una mejor suerte tuvo George Wallace, gobernador del estado estadounidense de Alabama, quien el 16 de mayo de 1972 sufrió un tiroteo en un acto de campaña en el Laurel Shopping Center, a unos 22 kilómetros al noreste de Washington.
Wallace, a quien el atentado dejó sin movilidad en las piernas, competía para suceder en la presidencia al entonces mandatario republicano Richard Nixon, quien se impuso en el proceso final al demócrata George McGovern, pero terminó renunciando en 1974 por el escándalo Watergate.
El demócrata Robert Francis Kennedy, hermano de John Fitzgerald Kennedy (asesinado en 1963) aspiraba para suceder a su copartidario Lyndon Johnson en 1968, elección a la que también concurría a la postre vencedor Nixon.
Pero el 6 de junio de 1968 el palestino-jordano Sirham Sirham le disparó durante un acto en el Hotel Ambassador de Los Ángeles. El quien fuera procurador durante la presidencia de su hermano murió en el PIH Health Good Samaritan Hospital de la ciudad californiana.
Al contrario de lo que acontece en América Latina, en Estados Unidos han muerto más presidentes en ejercicio que candidatos.
Abraham Lincoln, James A. Garfield, William McKinley y John F. Kennedy se vieron privados de llevar a término sus periodos en el poder.
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mcc