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Buenos Aires.— La coalición Frente de Todos, del presidente argentino, Alberto Fernández, perdió la mayoría en el Senado y se quedó sin el control del Congreso, lo que la obligará a buscar consensos con la oposición para lograr la gobernabilidad en los siguientes dos años de mandato.
“Si se confirman los números, efectivamente se pierde el quórum propio [la mitad más uno] en el Senado”, dijo a la AFP una fuente oficial. El gobierno peronista de centro-izquierda pasaría de tener 41 de 72 senadores a tan sólo 35, según el escrutinio de más de 90% de los votos.
“A la mayor brevedad posible voy a dirigirme a los electos por la voluntad popular y a las fuerzas políticas a las que representan, para acordar una agenda tan compartida como sea posible. Una oposición responsable y abierta al diálogo es una oposición patriótica. Nuestro pueblo necesita ese patriotismo”, anunció el domingo el presidente en un tono pausado y conciliador.
“Precisamos que la relación entre el gobierno y el Congreso Nacional, en la Cámara de Diputados y en el Senado, sea fructífera, por el interés general de nuestro país”, resaltó.
En las legislativas fueron elegidos 127 diputados nacionales en todo el país, lo que representa la mitad de las bancas de la Cámara de Diputados, y 24 senadores nacionales en ocho provincias, el equivalente a un tercio de la Cámara Alta. En la Cámara de Diputados, el oficialismo corría el riesgo de dejar de ser la primera minoría.
La tendencia negativa confirma un voto “castigo” contra el gobierno de Fernández por la profundización de la pobreza luego de un desplome de la economía del 10% en 2020, el incremento del desempleo y la imparable inflación.
María Eugenia Vidal, electa diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires y una de las dirigentes de la opositora Juntos por el Cambio, dijo en tanto sentirse conmovida por el resultado. “Millones de argentinos en todo el país dijeron ‘basta’... Dijeron ‘basta’ y derrotaron la tristeza, la frustración, el enojo”.
Una de las interrogantes que se plantean los analistas luego de la derrota oficialista es si el presidente y la vicepresidenta, la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner podrán resolver sus profundas diferencias —que han puesto a la coalición al borde de la fractura— para resolver la crisis socioeconómica en sus dos últimos años de mandato antes de las elecciones generales de 2023. En medio de una dura crisis económica, con una inflación anual de más de 50% y una pobreza que afecta a 40% de la población, Argentina debe además negociar con el Fondo Monetario Internacional un nuevo acuerdo que reemplace el stand-by por 44 mil millones de dólares de 2018.
Fernández anunció que en los primeros días de diciembre enviará al Congreso un proyecto de ley que incluirá “los mejores entendimientos que nuestro gobierno haya alcanzado con el staff del FMI en las negociaciones”. Según él, la iniciativa cuenta con el aval de la vicepresidenta, representante del ala más populista en la coalición gobernante.