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Por más de 50 años estuvo en el sistema de salud de Estados Unidos y en los últimos 38 en el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas y del Laboratorio de Inmunorregulación. Sin embargo, fue la pandemia la que convirtió a Anthony Fauci en una figura reconocida, en el zar del Covid-19.
Para millones de estadounidenses, fue la única voz confiable en una administración encabezada por un presidente, Donald Trump, empeñado en negar la gravedad de la pandemia, en alabar tratamientos, como la hidroxicloroquina, que no estaban avalados y que terminaron demostrando ser inútiles para enfrentar el virus causante del Covid-19.
“Se dijeron cosas, como las relacionadas con la hidroxicloroquina, que eran incómodas porque no se basaban en hechos científicos”, señaló en su momento Fauci, de quien Trump incluso se quejó por ser “más popular” que él.
Se volvieron tan cotidianas las aclaraciones de Fauci a los dichos de Trump que el experto terminó siendo conocido como “el explicador en jefe”.
Este lunes, Fauci, de 81 años, anunció que dejará su cargo como director del NIAID y como asesor principalen la pandemia del actual presidente, Joe Biden.
Sin embargo, aclaró que no piensa retirarse. El hombre que antes del Covid-19 enfrentó la amenaza del ántrax, la pandemia de influenza o la alarma que desataron el ébola y el zika, quiere seguir activo. “No me estoy jubilando”, dijo. Entre sus planes está el dar clases, incluso escribir un libro de sus memorias.
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