Washington.— Poco a poco, las farmacéuticas de Estados Unidos están empezando a pagar por su implicación en la crisis de opioides en el país, señaladas por las autoridades y la opinión pública como las culpables de la epidemia por la distribución masiva de opiáceos sin alertar de su peligrosidad y mirar hacia otro lado mientras crecía el número de adictos en el país.

Una de las mayores empresas farmacéuticas del país, Purdue Pharma, fabricante de OxyContin —uno de los analgésicos con opio más comunes en el país—, anunció ayer que había llegado a un acuerdo preliminar para descartar una denuncia en su contra impulsada por decenas de estados y centenares de municipios de todo el país por su rol en la crisis de opiáceos que vive EU. Acusan a la compañía de ser parte culpable de la masificación del consumo de analgésicos en las últimas dos décadas.

Las principales acusaciones son que aplicaron una estrategia agresiva para que se prescribieran sus medicamentos analgésicos al engañar a doctores y pacientes, sin explicar honestamente los riesgos de adicción y sobredosis. La empresa y la familia propietaria, los Sackler, siempre han negado todo. Según las cifras reportadas, el pacto extrajudicial rondaría entre los 10 mil millones y los 12 mil millones de dólares para los afectados, 3 mil millones de ellos de la fortuna personal de los Sackler, famosos filántropos.

La empresa se declarará en bancarrota, todavía en una fecha por determinar, y abonará también mil 500 millones de dólares tras la futura venta de Mundipharma, filial de la compañía matriz.

El pacto aún no está cerrado por la negativa de varios estados, insistentes en que la familia propietaria de la empresa pague todavía más proveniente del capital propio, al menos 4 mil 500 millones de dólares, teniendo en cuenta que la mayor parte de la fortuna la consiguieron gracias a la venta de OxyContin.

La epidemia de opiáceos tiene cifras escalofriantes. Según datos oficiales, más de 200 mil personas han muerto en los últimos 20 años por sobredosis de medicamentos recetados. La adicción a los opioides ha provocado también un aumento del consumo de heroína y fentanilo, que llega a Estados Unidos principalmente desde China y México, y que también ha provocado cerca de 200 mil víctimas.

El caso de Purdue Pharma se une a una ristra de casos que están señalando a las farmacéuticas como principales culpables de una crisis que es crucial para el gobierno de Donald Trump, declarada “emergencia sanitaria nacional” y que cuenta con numerosos programas para paliar sus efectos.

A finales de agosto, Johnson & Johnson se convirtió en la primera gran empresa condenada a pagar una multa por su rol en la crisis de opioides, tras un juicio que sentenció que debe pagar 572 millones de dólares por diluir los peligros de los analgésicos y elevar los beneficios de tomarlos.

Hace una semana otra compañía, Mallinckrodt Pharmaceuticals, considerada por los investigadores de la DEA como “el cerebro del cártel” de los opiáceos, pactó una multa de 24 millones de dólares a dos condados de Ohio e invertir 6 millones adicionales para medicación para el tratamiento de adicciones.

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