Bruselas.— Ante la ausencia de mecanismos para una y segura, las personas sin papeles que cruzan por Centroamérica y México transitan por zonas peligrosas en las que se exponen a diversos riesgos, desde el uso de medios de transporte peligrosos hasta situaciones de explotación, violencia y desaparición.

La alerta es emitida por la (OIM), con sede en Ginebra, en un estudio realizado junto a la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado de Estados Unidos, sobre los riesgos a través de las rutas más peligrosas de México y Centroamérica. La investigación responde a que en los últimos años han aumentado las denuncias sobre la desaparición o muerte de cientos de migrantes en este corredor migratorio.

“El aumento de la migración irregular en algunos de los principales corredores fronterizos de Centroamérica y México ha ido de la mano del incremento del tránsito migratorio por zonas en donde los migrantes están expuestos a diversos peligros (...) Esto ocurre por miedo a ser detectados al cruzar las fronteras, o porque lo consideran su única opción ante la falta de vías regulares para migrar de forma más segura”.

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Como consecuencia, las personas que transitan por zonas de riesgo, se han visto expuestas a la explotación, la violencia física o sexual, extorsión, trata de seres humanos, secuestro, desaparición y reclutamiento forzoso por parte de los grupos de delincuencia organizada.

El Proyecto sobre Migrantes Desaparecidos de la OIM con sede en Berlín reporta que, entre enero de 2022 y mayo de 2023, 368 migrantes desaparecieron o perdieron la vida a lo largo de las vías peligrosas identificadas en Centroamérica y México. “Además, los factores de riesgo a los que están expuestos los migrantes en zonas peligrosas pueden intensificarse debido a las dificultades y limitaciones de los servicios de protección que operan en dichas zonas”, alerta la investigación.

Las zonas más peligrosas para los migrantes en tránsito se encuentran en Panamá y México, incluyendo la provincia de Darién y los estados de Baja California, Sonora, Chiapas, Nuevo León y Tamaulipas.

“Chiapas es una de las zonas más peligrosas a nivel regional, especialmente por los altos niveles de violencia, criminalidad e inseguridad (…) Los datos recabados indican que los grupos del crimen organizado privan de la libertad a los migrantes y demandan de mil 500 a 10 mil dólares por su liberación”. Entre los puntos de alto riesgo en la entidad figuran Tapachula, Tuxtla y Arriaga. Nuevo León y Tamaulipas son entidades altamente peligrosas para los migrantes particularmente por la presencia del crimen organizado, especialmente el Cártel del Golfo, Los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación. Entre los focos rojos destaca Reynosa, Matamoros, Galeana, Monterrey, Apodaca, Nuevo Laredo y Piedras Negras.

“Las personas entrevistadas indicaron que las terminales de autobuses son lugares de alto riesgo debido al alto número de secuestros por parte de grupos del crimen organizado, violencia como golpizas, uso de armas de fuego y violencia sexual dirigida principalmente hacia las mujeres migrantes”.

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En Sonora y Baja California los peligros igualmente están asociados a la fuerte presencia de grupos de la delincuencia organizada y las disputas por el control de las plazas. “Existen, al menos, tres grupos que luchan por el control del territorio y dedicados al tráfico de personas, drogas y armas: el Cártel de Sinaloa, el Cártel de Juárez y el Cártel Jalisco Nueva Generación (...) Las disputas entre estos grupos criminales han provocado un aumento de la violencia y de las personas desaparecidas y secuestradas en esta zona”.

Los cruces de mayor riesgo en Guatemala son la capital, San Marcos y Quetzaltenango; en Costa Rica, las provincias de Puntarenas y Alajuela, mientras que en Honduras el departamento de Cortés.

La investigación incluye 262 encuestas a migrantes en tránsito en Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Panamá. La inseguridad y la presencia de grupos delictivos organizados son los principales factores de peligro reportados por los migrantes; los autobuses y los camiones de carga son los medios de transporte más peligrosos. Ser mujer y viajar sola aumentan la vulnerabilidad a la violencia sexual en las rutas migratorias; los niños y adolescentes no acompañados pueden estar expuestos al reclutamiento forzoso por grupos del crimen organizado.

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