Río de Janeiro. El recuento de las elecciones en Brasil resultó mucho más parejo y apasionante que lo esperado. Con más del 95% de los votos escrutados, el expresidente Lula da Silva quedó primero, después de aparecer detrás del actual mandatario, Jair Bolsonaro , hasta que se contó el 70% de los sufragios.
Con 97.93% de los votos escrutados, Lula tenía 48% de los sufragios, seguido por Bolsonaro, con 43.57%, según la justicia electoral de Brasil. Es decir, una diferencia de más de cuatro puntos, muy lejos de los 14 proyectados por las últimas encuestas, con la mayor diferencia en las proyecciones sobre el mandatario de ultraderecha. Las encuestas fueron más asertivas al medir el tamaño del electorado de Lula que el de su rival.
Con este panorama, ambos candidatos irán a una segunda vuelta el próximo 30 de octubre, con una elección para el mandatario ultraderechista mucho mejor de la que pronosticaban las encuestas, que incluso contemplaban la posibilidad de un triunfo del líder del PT en primera vuelta.
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Los sondeos de opinión más recientes daban a Lula una ventaja abrumadora: el último sondeo de Datafolha, publicado el sábado, daba una ventaja de 50% a Lula por 36% para Bolsonaro, teniendo en cuenta los votos válidos, tal como funciona el sistema electoral de Brasil. Ninguna encuesta daba al mandatario más de 40% de intención de voto.
Según Rafael Cortez, que supervisa el riesgo político en Tendencias Consultoria, Bolsonaro tuvo buen desempeño en la región sureste de Brasil, que incluye los estados altamente poblados de San Pablo, Río de Janeiro y Minas Gerais. “Las encuestas no captaron ese crecimiento”, señaló.
El diario O Globo también pone el foco en estos tres estados para explicar las diferencias. Según las encuestas, Lula debía ganar en Sao Paulo (por entre cuatro y nueve puntos), pero fue Bolsonaro quien quedó primero con 48%, siete puntos más que su principal rival.
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Bolsonaro también tuvo un mejor desempleño en Minas Gerais, la segunda unidad del país con mayor número de votantes. Ipec y Datafolha pronosticaban que el mandatario sacaría 34% y 33%; sacó diez puntos más (44%). Y en Río de Janeiro, bastión electoral de Bolsonaro, el presidente le sacó diez puntos de ventaja a Lula (51% a 41%), mientras que los sondeos mostraban una pelea reñida.
En 2018 había sucedido algo similar. En la encuesta difundida el día anterior a la primera vuelta del 7 de octubre, Datafolha pronosticaba un 40% de intención de voto para Bolsonaro y 25% para Fernando Haddad, el elegido del Partido de los Trabajadores (PT) mientras Lula estaba en prisión.
Finalmente, los dos obtuvieron un mayor porcentaje: Bolsonaro obtuvo seis puntos más que los proyectados (46.03%), una postal parecida a la de este año (cosechó casi ocho puntos más que los que pronosticaba Datafolha ayer). Por su parte, Haddad reunió un 29.28%, cuatro puntos más de lo que indicaban las encuestas.
Finalmente, en la segunda vuelta, Bolsonaro obtuvo 55.13% y el representante del PT, 44.87%.
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Bolsonaro insistió durante la campaña en su desconfianza en los sondeos, dijo creer en el apoyo del “pueblo en las calles” y que ganaría en la primera vuelta.
Lula, por su parte, manifestó el sábado su confianza en que la elección se resolvería este domingo y que su victoria servirá para “recuperar el derecho de este pueblo a ser feliz”.
Ambos deberán esperar unas semanas más para saber la verdad.
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aosr