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Extrema derecha, sombra en Suecia

Analistas prevén un avance de este sector en las elecciones generales de mañana

08/09/2018 |03:49Inder Bugarin / Corresponsal |
Inder Bugarin
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Bruselas.- Suecia, uno de los socios europeos más generosos con los refugiados, acude este domingo a las urnas para definir la nueva composición de fuerzas en el Riksdag.

Los comicios se desarrollarán poniendo en duda la continuidad del gobierno socialdemócrata encabezado por el primer ministro Stefan Löfven, y bajo la amenaza de la extrema derecha encabezada por Jimmie Akesson.

El último sondeo de Ipsos prevé que los socialdemócratas de Löfven conserven el título como mayor fuerza, pero igualmente anticipa que el resultado será el peor de su historia, lo que complicará las alianzas para la formación de un gobierno de coalición.

En contraste, los pronósticos para los Demócratas de Suecia de Akesson son alentadores. Los ultranacionalistas son serios contendientes para vencer al frente conservador del Partido Moderado y colocarse como segunda fuerza política del país.

Los populistas no llegarán a gobernar debido a que ningún partido está dispuesto a colaborar con los ellos. Pero del resultado en las casillas dependerá su capacidad para entorpecer la vida política de una de las naciones más abiertas, tolerantes y democráticas del orbe.s tras las rejas.

Hace unos años, en Suecia no era fácil ser parte del partido de bases fascistas. El líder de la agrupación política fue atacado con una tarta en su cara durante una sesión de firma de libros en Estocolmo en noviembre de 2013. La agresora, una joven de 60 años que le gritó fascista, tuvo que pasar dos mese

Sin embargo, la situación ha cambiado para esta agrupación fundada por simpatizantes nazi en 1988.

El cambio de percepción entre los suecos responde a un fenómeno que se registra en toda la Unión Europea. De acuerdo con diversos análisis, son cada vez más los europeos que se sienten olvidados y desprotegidos por el Estado de bienestar, lo cual está abriendo la puerta a la extrema derecha, que se presenta como alternativa ante el desencanto.

Y como lo ha hecho el Frente Nacional en Francia o el Partido por la Libertad en Holanda, los Demócratas de Suecia está sacando ventaja de la situación, avivando los miedos de la población y alimentando la percepción de que la migración y la Unión Europea son responsables de los males del país. La economía sueca muestra fortaleza y el desempleo es bajo (6.4%), pero hay la percepción de un deterioro en ámbitos como la salud y la seguridad.

Los populistas suecos prometen cerrar las fronteras y seguir la ruta trazada por el Reino Unido invocando el Swexit. Un estudio solicitado por la Cámara de Comercio de Estocolmo estima que la salida de la Unión contraería el PIB del país en 0.4%, al tiempo que dejarían de producirse 73 mil puestos de trabajo para 2031.

Además de recurrir a la clásica fórmula populista, Akesson está sacando provecho de su experiencia, lleva 13 años al frente del partido.

“No es carismático, pero sí es simpático y se muestra como un sueco común”, dice Ann Cathrine Jungar, profesora del departamento de Ciencias Sociales de la Södertörn University.

Creció en la sureña localidad de Sölvesborg en un modesto departamento junto con su madre y hermano discapacitado. Expertos señalan que el haber padecido durante su juventud el problema del bullying por parte de migrantes muy probablemente lo llevó a las filas del partido xenófobo.

Akesson dice que su país debe ser solidario, pero sólo con sus vecinos escandinavos. Cuando se le cuestiona sobre los miembros fascistas de su partido siempre lo niega, afirma que nunca los ha visto.

La fuerza de extrema derecha duplicó su presencia en la asamblea en 2014, pasando de 20 escaños en 2010 a 49. Para esta convocatoria pretenden conservar la racha ascendente y mantenerla de cara a las elecciones europeas de 2019. El Riksdag cuenta con 349 asientos.

“Los gobiernos minoritarios han sido la regla en Suecia desde 2010, los resultados previstos anticipan que se mantenga la norma. La coalición que emerja será débil y dependerá de la oposición para aprobar legislaciones relevantes”, sostiene el economista de Oxford Economics, Neal Kilbane.

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