En la prolongación de un choque por un extraño ataque acústico que provocó daños a la salud de 22 diplomáticos estadounidenses en La Habana, el nexo entre Estados Unidos y Cuba sufrió ayer un nuevo retroceso luego de que la Casa Blanca ordenó la expulsión de 15 diplomáticos cubanos acreditados en Washington, en una acción que la revolución comunista de la isla catalogó como “infundada y lamentable” que “puede provocar una escalada indeseada”.

La administración del presidente de EU, Donald Trump, dio ayer un plazo de siete días a Cuba para que retire a los 15, en una acción que deterioró los lazos bilaterales desde el restablecimiento de relaciones diplomáticas en julio de 2015, luego de más de 54 años de ruptura (enero de 1961) y de que Washington y La Habana anunciaron, en diciembre de 2014, el inicio de un deshielo bilateral.

Washington admitió que ignora el origen del ataque acústico, pero el secretario de Estado de EU, Rex Tillerson, indicó que la decisión se dio porque Cuba “no tomó las medidas apropiadas para proteger a nuestros diplomáticos” y la orden “garantizará la equidad” de sus respectivas operaciones diplomáticas.

El canciller cubano, Bruno Rodríguez, rechazó desde La Habana la responsabilidad en los presuntos ataques sónicos y adujo que “protesta enérgicamente y denuncia esta decisión infundada e inaceptable, así como el pretexto utilizado para justificarla”

Cuba instó a EU a “no continuar politizando este asunto, lo cual puede provocar una escalada indeseada”. Washington informó el pasado 29 de septiembre de 2017 de la reducción, en 60%, de su personal en la isla y la salida de sus familiares.

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