Buenos Aires.— Durante un año, esperaron noticias. Ayer en la madrugada, finalmente las recibieron: el submarino ARA San Juan fue localizado en el fondo del Atlántico. Unas horas después, vino el reconocimiento: el gobierno no tiene medios para hacerlo reflotar.

“No podemos hacer el cierre”, dijo Yolanda Mendiola, madre del cabo Leandro Cisneros, uno de los 44 tripulantes del submarino que desapareció el 15 de noviembre de 2017 tras emitir una señal sonora. “Vamos a exigir al presidente [Mauricio Macri] que vea la forma de sacarlo [al submarino del fondo del mar]”, sostuvo Yolanda, con voz quebrada, pero firme.

Macri decretó duelo y se comprometió a impulsar “investigaciones serias” para saber “toda la verdad” de lo ocurrido. La bandera ondeará a media asta, según dijo el ministro de Defensa, Oscar Aguad, en Buenos Aires. Acompañado de autoridades castrenses, concretó que la orden presidencial es “hacer lo imposible” por saber qué le pasó al submarino, del que se informó que sufrió una “implosión” cuando desapareció. Se detectaron fragmentos de la nave esparcidos en un radio de 80 a 100 metros.

Sin embargo, cuestionado sobre si podrán reflotar el ARA, admitió: “Diría que no. Que no tenemos medios. No teníamos ni los medios para bajar al mar. Tampoco tenemos ROV (vehículos de inspección remota) para bajar a esas profundidades. Ni tenemos equipamiento para extraer un buque de estas características”.

El jefe de la Armada, José Luis Villán, afirmó que para sacar el aparato hay dos límites: el legal, ya que la jueza que investiga lo que ocurrió al ARA San Juan debe determinar en qué momento se podrían remover los restos, y el otro es de la técnica.

“Cuando se le preguntó a la empresa [Ocean Infinity, encargada de la búsqueda desde hace dos meses y que recibirá entre 7 y 7.5 millones de dólares como pago por el hallazgo], si bien dijo que había posibilidades, no teníamos ni la ubicación exacta, ni la profundidad exacta, ni la masa exacta de lo que hay que extraer”, remarcó Villán. Aguad especificó que los próximos pasos son tener toda la documentación de la que dispone la compañía estadounidense para estudiarla “y ver qué hacer”.

Desde hace meses, una causa judicial trata de determinar qué le ocurrió al submarino, al tiempo que hay abierto un sumario interno en la Armada y una comisión investigadora en el Parlamento. La causa no tiene imputados, pero la tragedia motivó la destitución del jefe de la Armada, Marcelo Srur.

La Armada reconoció que el lugar donde se encontró el buque, a 500 kilómetros de la costa y en un área de cañones submarinos a 907 metros de profundidad, coincide con la zona desde la que se comunicó por última vez el comandante del San Juan, el 15 de noviembre de 2017. El submarino partió el 25 de octubre de 2017 desde su base en Mar del Plata y en la ciudad de Ushuaia participó en una exhibición naval y en ejercicios militares. Iba de regreso cuando ocurrió la tragedia.

Antes de perder contacto, el capitán de la nave reportó la superación de una falla en el sistema de baterías, por el ingreso de agua por el snorkel. La búsqueda comenzó 48 horas después de aquel último contacto. Colaboraron 13 países, pero la mayoría se retiró antes del fin de 2017. El operativo de búsqueda ya ha costado 920 millones de pesos (25.5 millones de dólares).

El buque de Ocean Infinity zarpó el 7 de septiembre con cuatro familiares a bordo y estaba a punto de cesar la búsqueda cuando se produjo el hallazgo, en la zona en la que se centró desde un principio la operación y en la que según agencias internacionales se detectó una anomalía acústica consistente con una explosión horas después de que desapareciera la nave.

A los familiares de los marinos, alojados entre una base militar y un hotel en Mar del Plata, se les mostró como prueba del hallazgo tres fotos del submarino tomadas por un robot del Ocean Infinity. Botado en Alemania en 1983 e incorporado a la Armada en 1985, el ARA era uno de los tres submarinos del país y su proceso de reparación de media vida había terminado en 2014. “Ahora vamos tras la búsqueda de la verdad. Para nosotros se inicia una nueva etapa”, dijo Jorge Villarreal, papá del tripulante Fernado Villarreal.

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