San José.— El Covid-19 exhibió los añejos y agudos trastornos sociales en las ocho excolonias de España en Centroamérica y el Caribe. En contraste, los 12 antiguos territorios de Reino Unido en la cuenca de la región se convirtieron en la zona del continente con menos decesos y contagios por el coronavirus.
Los datos oficiales evidenciaron que la pandemia sí está domada en Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Guyana, Jamaica, Trinidad y Tobago, así como en Granada, San Cristóbal y Nieves, Dominica y Santa Lucía, al igual que en San Vicente y las Granadinas. Estos últimos cinco países son los únicos de la región donde nadie pereció por la afección durante cuatro meses.
Con 6.9 millones de habitantes y en su mayoría islas diminutas o Estados-archipiélago, esta docena de naciones subió de mil 237 casos, con 53 fallecimientos, el pasado 13 de junio, a mil 319 pacientes este lunes, mientras que ayer la cifra fue de mil 353. El número de decesos se mantuvo.
La aparente debilidad de ese bloque frente al ataque del padecimiento se exacerba como países pequeños que, entre 1962 y 1983, obtuvieron su independencia de Reino Unido y se transformaron en los más jóvenes de América.
Haití, una excolonia de Francia que es el territorio más pobre del Hemisferio Occidental, vive el más fuerte impacto entre las islas caribeñas en un drama que también contrasta con sus vecinos.
De registrar 3 mil 941 portadores y 64 víctimas mortales, el pasado 13 de junio, aumentó los rubros a 5 mil 211 y 88, respectivamente, el día 22, en un país de 11.2 millones de habitantes. Además, reportó ayer 5 mil 324 contagios y 89 decesos por el virus.
Surinam, excolonia del Reino de los Países Bajos y con 600 mil pobladores, sumó 187 infecciones y tres muertes hace dos semanas; 314 casos y ocho fallecidos este lunes, mientras que el balance de ayer mostró 319 pacientes, así como nueve decesos.
Tormentas
La emergencia sanitaria en Cuba, República Dominicana, Costa Rica, Panamá, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala reafirmó los sensibles panoramas socioeconómicos y políticos en esas ocho naciones con 71.8 millones de habitantes; alcanzaron ayer 95 mil 740 contagios y 2 mil 488 decesos.
Esos países aumentaron sus registros de enfermos (66 mil 400) y personas que perecieron por el virus (mil 823), del pasado 13 de junio, a 88 mil 652 y 2 mil 269, respectivamente, el día 22 de este mes.
El decorado osciló de las denuncias de políticas autoritarias y dictatoriales en El Salvador y Nicaragua; las dudas sobre la solidez de Panamá; el riesgo de Costa Rica por la migración irregular; las fragilidades sanitarias de Honduras, Guatemala y República Dominicana a las persistentes carencias de alimentos, medicinas y artículos básicos en Cuba.
Además, La Habana ratificó su denuncia de que el embargo económico que Estados Unidos le impuso desde 1962 bloqueó su acceso a bienes esenciales para enfrentar el conflicto.
Panamá, que en el siglo XXI emergió como la envidia americana por su crecimiento económico, y República Dominicana están entre los 10 países latinoamericanos y caribeños más perjudicados por el brote.
Con sus endémicas debilidades, Guatemala y Honduras confirmaron un saldo negativo de la dolencia.
Costa Rica, con una sólida salubridad pública y que con 12 tiene la menor letalidad entre las naciones americanas de habla hispana por la pandemia, está en urgencias por los temores de una creciente migración irregular de nicaragüenses contagiados, mientras que El Salvador ahondó un pleito institucional.
“En El Salvador, el virus sacó a flote algo que ya venía desde antes, [como la] actitud autoritaria del presidente Nayib Bukele”, afirmó Benjamín Cuéllar, dirigente de Víctimas Demandantes, colectivo de derechos humanos.
El mandatario negó reiteradamente estos cuestionamientos a su gestión, al igual que lo hicieron Daniel Ortega, su homólogo nicaragüense y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, a los lanzados en su contra por minimizar el Covid-19.
“El gobierno [de Ortega] atenta contra el derecho fundamental de la vida”, denunció a este periódico Marcos Carmona, director Ejecutivo de la (no estatal) Comisión Permanente de Derechos Humanos de Nicaragua.
“Propicia concentraciones masivas públicas con exposición de personas para que se contagien. No declara una cuarentena y hace todo lo contrario: persigue a los médicos. Estamos en una indefensión total”, acusó.