El presidente del gobierno catalán destituido Carles Puigdemont pidió ayer a la Unión Europea que no apoye el “golpe de Estado” contra su región, donde los independentistas no lograron formar una coalición para las elecciones de diciembre.

Si los catalanes vuelven a dar la mayoría a los partidos separatistas en las elecciones regionales del 21 de diciembre, “¿van a aceptar el resultado de la votación de los catalanes?”, preguntó Puigdemont a los dirigentes europeos, durante un discurso junto a unos 200 alcaldes catalanes en Bruselas que llegaron para exigir la libertad de los “presos políticos”.

“¿O van a continuar ayudando [al presidente del gobierno español, Mariano] Rajoy en este golpe de Estado restringiendo libertades?”, dijo Puigdemont en su discurso, en el Palacio de Bellas Artes de Bruselas (BOZAR).

Su gobierno cesado se encuentra desmembrado entre Bélgica y Madrid, donde ocho de sus miembros están encarcelados preventivamente en medio de una investigación por rebelión, sedición y malversación tras declarar unilateralmente la independencia de su región. La misma acusación recae sobre Puigdemont y sus consejeros de gobierno pendientes de la decisión de la justicia belga sobre la orden de arresto y extradición emitida por la justicia española.

El gobierno de Rajoy controla esta región de 7.5 millones de habitantes hasta la celebración de las elecciones. Puigdemont defendía para los comicios un frente común de los tres partidos independentistas: su formación, el PDeCAT (conservador), ERC (Izquierda Republicana de Cataluña), y la CUP (Candidatura de Unidad Popular, izquierda radical).

Pero anoche ERC descartó esa opción. Su portavoz, Sergi Sabria, afirmó en un comunicado que “ante la imposibilidad de formar una lista verdaderamente unitaria, habrá que intentar coordinarnos sobre la base de candidaturas diferentes”.

Con su viaje al corazón de Europa, Puigdemont busca ganar repercusión internacional para su causa, así como evitar “una oleada durísima de violencia” en la región que, según dijo en entrevista con la radio pública catalana, “el Estado había preparado”.

Los independentistas están intentando reactivar a su electorado, desencantado tras el fracaso de la declaración de independencia. Sólo 15% cree que el conflicto desembocará en la secesión, según un sondeo publicado por el diario La Vanguardia.

Los independentistas “han llegado al punto máximo que les permiten sus fuerzas”, señaló el analista político Josep Ramoneda. “No tienen votos suficientes, no tienen una potencia extranjera que los apoye, tampoco una parte importante del poder económico catalán, ni poder insurreccional (...) Sin esto no pueden ir más allá”, apuntó.

De acuerdo con un sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas, la crisis catalana es ya la segunda preocupación de los españoles, superando a la corrupción. Además se ha disparado la intención de voto del partido liberal Ciudadanos, a costa de los izquierdistas de Podemos.

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