Washington.— Paul Manafort, el ex jefe de campaña de Donald Trump, se convirtió ayer en el quinto ex asesor del presidente en darle un revés judicial y colaborar con la investigación de la trama rusa que lidera el fiscal especial Robert Mueller, en un intento de ver reducida su condena por delitos cometidos por su trabajo de cabildero para grupos prorrusos en Ucrania.

Manafort llegó a un acuerdo de culpabilidad con el gobierno por dos cargos que, según los cálculos de la oficina de Mueller, podrían acarrearle entre 210 y 265 meses de cárcel, además de una multa de entre 40 mil y 400 mil dólares. El acuerdo también implica la incautación de varios inmuebles en Nueva York y Virginia, así como cuentas bancarias y pólizas de seguro.

El ex jefe de campaña admitió haber cometido dos delitos contra Estados Unidos ante la corte del Distrito de Columbia, evitando enfrentarse al que sería su segundo juicio tras el que vivió este verano en Virginia y por el que se le declaró culpable de varios delitos fiscales.

Manafort aceptó haber cometido delitos que van del lavado de dinero hasta el fraude fiscal; el segundo cargo está relacionado con un intento de obstrucción de justicia. “Me declaro culpable”, confirmó ante la corte.

Uno de sus abogados, Kevin
Downing, dijo a la salida que el acuerdo se logró tras “asegurarse la seguridad de su familia”, algo que permitió que aceptara su responsabilidad “por conductas de fechas de hace muchos años”.

Más que su admisión de culpabilidad, lo importante es el acuerdo de colaboración con el fiscal de la trama rusa, que pone todavía más presión a Trump. Según el escrito de cooperación, Manafort deberá ayudar “en todas las materias que el gobierno considere que su cooperación sea relevante”.

Manafort, si lo requiere la fiscalía, deberá responder a cuestiones sobre la injerencia rusa en las elecciones de 2016, colusión del Krem- lin con la campaña de Trump y/o una posible obstrucción de justicia del presidente. Sarah Sanders, la portavoz de la Casa Blanca, emitió un comunicado en el que remarcó que los delitos de Manafort “no tienen absolutamente nada que ver” con Trump ni su victoria electoral. Su abogado personal, Rudy Giuliani, dijo que Manafort confirmará que el magnate “no hizo nada mal”.

La acción del ex asesor es un golpe bajo para el presidente, quien hace semanas lo alababa por “luchar” por su inocencia y por el que incluso se llegó a plantear emitir un perdón presidencial.

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