La Paz.— El ultimátum a Evo Morales para que deje el poder se transformó ayer en un llamado de los comités cívicos a radicalizar las protestas hasta paralizar al Estado, puesto que el presidente de Bolivia rechazó el desafío como era de esperar.

Las 48 horas que el líder del Comité Pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, había dado a Morales para que renunciara al cargo se cumplieron sin que el mandatario alterara su agenda diaria.

El mayor susto que se llevó Evo en esta jornada fue un incidente con el helicóptero presidencial del que salió ileso. Morales se refirió al suceso en un mensaje en Twitter en el que explicó que “luego de inaugurar el camino en Colquiri, tuvimos un incidente con el helicóptero que será debidamente investigado”.

De acuerdo con un comunicado de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB), el aparato “presentó una falla mecánica del rotor de cola durante el despegue, motivo por el cual realizó un aterrizaje de emergencia” y “no se registraron daños personales”.

Camacho se dirigió a una multitud en el centro de Santa Cruz. Refirió que en vista de que el jefe de Estado no respetó el plazo que se le dio para abandonar el poder, se iniciará a partir de hoy un bloqueo de forma pacífica a las instituciones del Estado para ahogarlo económicamente y ver si así él cede.

Además, dijo, se cerrarán las fronteras del país, reforzando de esa forma la presión que ejerce un paro cívico indefinido que se mantiene por 13 días consecutivos desde que comenzaron las denuncias de fraude electoral a favor del mandatario.

El presidente del comité cruceño anunció que llevará en persona a La Paz una carta de renuncia que Evo Morales sólo tiene que firmar. “La democracia ha sido destruida por una elección fraudulenta”, dijo.

Las movilizaciones que vive Bolivia desde el día después de las elecciones del 20 de octubre, cuando comenzaron las denuncias de un fraude a favor del presidente, se trasladaron durante esta jornada de los bloqueos en las calles a las puertas de instituciones. La entrada de la alcaldía de Quillacollo fue tapiada con un muro de ladrillo junto a un cartel que advertía que fue cerrada por los vecinos, como también fueron bloqueadas instituciones, en su mayoría estatales, en la vecina Cochabamba y en Santa Cruz.

Las fuerzas armadas se han mantenido al margen del conflicto político de Bolivia, que entró en su tercera semana. “Nosotros confiamos absolutamente en las fuerzas armadas. El que va a tocar las puertas de las fuerzas armadas está buscando sangre”, afirmó el ministro de Gobierno Interior, Carlos Romero, luego de que la oposición llamara a los militares a apoyarla.

OEA pide entregar material.

En tanto, el equipo técnico de la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que realiza la auditoría sobre el proceso electoral boliviano pidió a la ciudadanía que entregue material para su análisis sobre posible fraude.

“Esta información será de utilidad para el análisis que los técnicos realizan en el país y que comprende una auditoría del cómputo oficial de los votos, la verificación de actas, aspectos estadísticos, verificación del proceso y cadena de custodia”, explicó la organización.

El canciller Diego Pary denunció ante la OEA, en Washington, que “hay un golpe de Estado en camino que pretende quebrantar la vida democrática de Bolivia llevándonos al caos y al enfrentamiento.

Sobre la posibilidad de que haya una segunda vuelta de las elecciones presidenciales, aseguró que “nosotros vamos a esperar lo que la auditoría vaya a definir y si la auditoría toma una definición en esa línea, estamos dispuestos también a acatarlo (...) Esta auditoría nos va a permitir dilucidar si hubo el fraude o no lo hubo”.

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