Madrid.— El Covid-19 provocó un exceso de mortalidad en el mundo, pero la mayoría de los países, deliberadamente o por falta de medios, no informaron la cifra real de decesos entre enero de 2020 y julio de 2021 y que, según los expertos, supera ampliamente el conteo oficial.
A partir de la comparativa en más de 100 países, un informe realizado en conjunto por Israel y Alemania y extraído de una base de datos creada para la ocasión (World Mortality Database), señala que a escala mundial se produjeron un millón más de las aproximadamente 4.5 millones de muertes registradas oficialmente desde el inicio de la pandemia hasta mediados de 2021.
El estudio, surgido de los datos que se almacenaron en World Mortality Database, subraya que, a pesar de que algunos países latinoamericanos reportaron 50% más de fallecimientos que los ocurridos en años previos a la pandemia, muchos dejaron de notificar un gran número, como Bolivia, que registró 2.5 veces más de las reportadas, Ecuador (2. 9) o México (2. 1).
“Aunque el número de muertes en exceso no es igual a la tasa de mortalidad por infecciones por Covid-19, para muchos países es el indicador más objetivo de su número de muertes por pandemia”, señala Ariel Karlinsky, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, quien elaboró el informe junto al alemán Dmtry Kobak, de la Universidad de Tübingen.
Otros informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ratifican que las cifras reales de fallecidos por coronavirus son 2 o 3 veces superiores a las oficiales, aunque es difícil precisar el perfil social de las víctimas, ya que el 50% de los países no desglosan sus estadísticas, advierte el organismo luego de subrayar que el Covid-19 impacta en las poblaciones vulnerables. Las personas de entornos superpoblados también corren mayor riesgo letal.
Impacto en asilos españoles
Además, un significativo porcentaje de estos fallecimientos que afectaron sobre todo a personas de la tercera edad, se hubieran evitado si los hospitales no hubieran colapsado.
La sobresaturación de nosocomios cuando la pandemia arreciaba, sumada a la negligencia de autoridades locales y las severas restricciones de movilidad, impidieron que muchos pacientes afectados por el Covid-19 u otras enfermedades graves pudieran ser atendidos adecuadamente.
En el caso de España, el colapso sanitario que se produjo sobre todo en la primera ola de la pandemia fue la causa de más de la mitad de los fallecimientos por Covid 19, según el estudio matemático COVIDmodel,es, que concluye que la probabilidad de morir (tasa de mortalidad), aumentó en el país europeo a medida que los hospitales se saturaban.
Ello incrementó los decesos, sobre todo en los albergues de la tercera edad donde muchos ancianos fueron abandonados, según denuncian organizaciones humanitarias en referencia a la negligencia de las autoridades de la comunidad de Madrid, que priorizaron la asistencia sanitaria limitando el acceso a los hospitales de personas de la tercera edad afectadas por el Covid-19.
Lola perdió a su suegro en unos cuantos días. Corría marzo de 2020 y Antonio, de 83 años y con principio de Alzheimer, estaba internado en una residencia. Afectado por el Covid-19 y a pesar de los continuos reclamos de la familia, nunca fue trasladado al hospital. Se fue sin que los suyos pudieran despedirse de él, ya que los albergues permanecieron cerrados en el confinamiento.
“Nos avisaron por teléfono de que mi suegro estaba aislado en la residencia porque había contraído el virus. Dijeron que lo iban a medicar y que no nos preocupáramos. Más tarde nos llaman para decirnos que se había caído, aunque nunca explicaron cómo. Pensamos que la caída era una buena oportunidad para que se lo llevaran al hospital. Todos los días llamábamos para pedirles que lo trasladaran, con insistencia, pero no hubo caso”, señala Lola a EL UNIVERSAL.
Luego de que Antonio contrajera el Covid-19, el conductor de la residencia se desplazó al hospital para traer medicinas, aunque la familia considera que lo lógico es que el anciano hubiera sido derivado al nosocomio.
“Nos dijeron que hablaron con la geriatra del hospital y que les había desaconsejado el ingreso, que tuviéramos confianza porque se iba a recuperar. Mi marido llamó a la residencia ese día y le dijeron que su padre estaba bien y que había comido, cuando era mentira porque no había ningún registro. Tiempo después, el 27 de marzo de 2020, nos llamaron para decirnos que Antonio había fallecido”, relata la nuera.
La familia de Antonio participa en una querella colectiva interpuesta por la organización Marea de Residencias para que se investiguen las responsabilidades de las autoridades en la pandemia, a nivel de residencias como a nivel administrativo.
Las medidas ineficientes e inadecuadas adoptadas por las autoridades, sobre todo de las comunidades de Madrid y Cataluña, vulneraron derechos elementales de las personas mayores residentes, subrayan organizaciones humanitarias en referencia a las más de 30 mil muertes registradas en los albergues de ancianos durante los meses más duros de la pandemia que colapsó los hospitales.
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