En Europa no hay capital que se escape, todas enfrentan la presión de una ciudadanía cada vez más desesperada por recuperar las libertades que les han sido privadas a causa de la pandemia por coronavirus .
Sin embargo, ni Varsovia, Londres o París, están dispuestas a tomar riesgos que después tengan que arrepentirse, menos cuando las estadísticas muestran que el continente enfrenta una tercera ola con variantes más infecciosas que el SARS-Cov-2 inicial.
Incluso, en la antesala a la Semana Santa , muchos se han blindado para evitar un rebrote más mortífero , ya sea adoptando nuevos confinamientos o prolongando los existentes.
Hay antecedentes lamentables que obligan a la autoridad a extremar precauciones de cara a periodos vacacionales. Está el caso de Portugal, que toleró la convivencia social durante las fiestas navideñas. Para enero, la nación ibérica se había convertido en uno de los líderes mundiales en los indicadores de infección y muertes por Covid-19. El priorizar la actividad económica frente a la salud pública sumergió a Lisboa en un escenario similar al que padeció la región italiana de Lombardía al arranque de la pandemia en 2020.
El gobierno del premier António Costa aprendió de la manera más dura la lección y para estos días, del 26 de marzo al 5 de abril, ha suspendido la circulación entre los municipios, imponiendo multas de 200 a mil euros para personas físicas, monto que deberán pagar al instante.
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Italia se atrincheró desde el 15 de marzo con medidas que afectan a unos 40 millones de ciudadanos. En total diez regiones están en confinamiento , con cierre de escuelas y negocios no esenciales, permitiendo salir a la calle solo por motivos de trabajo, salud o para comprar alimentos. El encierro durará al menos hasta el 6 de abril.
En tanto que Francia introdujo nuevas restricciones desde la medianoche del viernes 19 de marzo, con una duración de por lo menos cuatro semanas. El confinamiento abarca 16 departamentos, incluyendo la región donde se sitúa París.
Aunque el encierro no es tan severo como el del año pasado, las escuelas siguen abiertas, y las actividades al aire libre están permitidas, pero en un radio no mayor a los 10 kilómetros desde el lugar de residencia. Los desplazamientos entre regiones están prohibidos.
Polonia adoptó un cuarto confinamiento con duración hasta el 9 de abril; mientras que Bélgica puso reversa al paulatino proceso de desconfinamiento como consecuencia del aumento de los casos positivos, principalmente entre adolescentes (10-19 años) y adultos de 40 a 64 años.
A partir del sábado (27 de marzo) y al menos hasta el 24 de abril, de nuevo tendrán que colgar la cortina los salones de belleza, pedicura, masajes, peluquerías, barberías y de tatuajes; mientras que el comercio no esencial solo puede ofrecer servicio a clientes con cita previa y limitado el aforo, un modelo que se ha venido aplicando en países vecinos, como Holanda y Alemania, en donde solo se atiene a las personas que antes aportan sus datos personales. El número de personas que pueden reunirse al aire libre queda reducido a un máximo de 4, sin incluir a menores de 12 años.
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Igualmente metió freno la administración del premier holandés Mark Rutte . Había planteado la posibilidad de suavizar el confinamiento a partir del 31 de marzo, reabriendo terrazas para darle un respiro a la industria restaurantera, duramente afectada desde octubre pasado, su servicio se limita a alimentos para llevar. Pero con mil 441 hospitalizados, 9% más que la semana pasada, optó por mantener el lockdown vigente desde diciembre. Debido a que la situación se ha deteriorado sin suavizar las medidas, alargar el encierro hasta inicios de verano es una posibilidad real, según el dimisionario Gabinete.
En Alemania, el temor por la estela de daños que pueda dejar las festividades de la jornada religiosa llevó a la Canciller Angela Merkel a plantearse un confinamiento reforzado, que incluía la prohibición de las reuniones y las comidas al aire libre del 1 al 5 abril.
Críticas, confusión y obstáculos legales, provocaron que Merkel pidiera “perdón” 35 horas después. La medida, que implicaba el cierre para todos los negocios (sólo las tiendas de alimentos podían abrir un día), fue anulada. No obstante “el error”, Alemania prolongó hasta el 18 de abril las restricciones básicas que se vienen implementando desde las fiestas decembrinas.
En el Reino Unido había la expectativa de que para Pascua la ciudadanía gozaría de más libertades. Así lo había anticipado el premier Boris Johnson cuándo canceló de último momento las festividades familiares navideñas. Sin embargo, el calendario de vacunación no les dio para alcanzar la meta establecida, por lo que las restricciones se mantienen con algunos matices; a partir del 29 de marzo, en Inglaterra las personas pueden reunirse al aire libre con un máximo de seis, las instalaciones deportivas al aire libre reabrirán y podrán celebrarse bodas, respetando el tope de seis individuos.
Dos semanas más tarde, 12 de abril, habrá otra tanda de apertura, que incluye el reinicio de actividades de todas las tiendas y servicios de contacto, como peluquerías y spas; en tanto que restaurantes y pubs podrán atender a clientes sentados en espacios al aire libre. Los casamientos podrán incluir hasta 15 personas.
Con la confianza depositada en la vacuna como solución, la administración británica prevé que el proceso termine el 21 de junio, cuando está prevista la eliminación de todas las limitantes legales sobre el contacto social, aunque no sería la primera vez que Johnson se equivoque.
Una mujer camina frente a la Catedral Metropolitana de Santiago durante el confinamiento por el alza de los contagios.
Foto: Jorge Villegas/ AFP
Chao primavera
En la Unión Europea todos tienen prisa, saben que la inmunidad por la vía de la vacuna es la única manera para reactivar la actividad económica y devolverle a la ciudadanía el sentimiento de normalidad.
Sin embargo, tres meses después del optimismo inicial provocado por el descubrimiento récord del antídoto contra Covid-19 y la puesta en marcha de las campañas de vacunación, el progreso de inmunización ha sido lento en medio de reclamos por acelerar el paso. Ernst Kuipers , titular de la Red Nacional de Cuidados Intensivos de Países Bajos , está convencido de que hay margen para apretar la maquinaria.
En un foro de alto nivel convocado por la Fundación EU-LAC el 22 y 23 de abril para analizar el estado de la vacunación junto con autoridades latinoamericanas, el Alto Representante de la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, enumeró las causas por las que el bloque celebra enclaustrado la Semana Santa.
“En diciembre cuando se empezaron a vacunar en pequeñas cantidades en Europa quizás lanzamos las campanas al vuelo, dijimos que para la primavera todos estaríamos vacunados y además podíamos donar vacunas adicionales”.
No obstante, “la vacunación no avanzó todo lo rápido que creímos”, reconoció el ex presidente de la Eurocámara. Explicó que por problemas de producción y de distribución; así como por cuellos de botella en ambos rubros.
Estos problemas, son atribuibles inicialmente a los retrasos en la calificación de las vacunas por parte de la Agencia Europea del Medicamento, lo cual provocó que las campañas iniciaran cuatro o cinco semanas después respecto a Estados Unidos y el Reino Unido; después a la falta de suministro resultado del incumplimiento de las entregas comprometidas por parte de la farmacéutica AstraZeneca .
Ahora Europa vive una carrera entre la logística y la biología; entre la producción, distribución y la inoculación, frente a un virus que muta creando nuevas variantes.
“La logística y la ciencia han ido muy aprisa, pero la biología mucho más, las variantes han crecido mucho, diversas, más peligrosas y se han extendido casi a la velocidad del virus inicial”, asegura.
El político español asegura que dentro de unos cuantos meses el mundo tendrá una plétora de vacunas ante el notable incremento de las capacidades de producción, siempre y cuando se atiendan los fallos en la distribución y las dudas sobre la efectividad y seguridad de los antídotos.
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¿Una o dos dosis?
El club europeo va rezagado en comparación a vecinos como Reino Unido y Serbia, cuyo ritmo es de 45 y 32 dosis suministradas por cada 100 habitantes.
En la UE el que mejores notas saca es Malta con 35 vacunas aplicadas por 100 habitantes, seguido por Hungría, con 22 dosis. El Gobierno del premier húngaro Viktor Orbán aplica la dosis rusa Sputnik V además de los fármacos avalados por la EMA .
Al final de la tabla aparece Bulgaria, el peor alumno con 5.6 biológicos inyectados por 100 personas. En tanto que Francia, Italia y Alemania van en la media de 13 vacunas suministradas.
Más allá de haber iniciado antes con la campaña, Gran Bretaña aventaja por la estrategia de aplicar una dosis y no dos. De esta manera están poniendo unas 500 mil dosis diarias y están por llegar a las 30 millones de personas con una vacuna. La autoridad sanitaria de Inglaterra mostró en febrero que una sola dosis de Pfizer y AstraZeneca ofrecía inmunidad del 80%. Cuando los británicos arrancaron la operación el 8 de diciembre, mil 784 personas fueron internadas por Covid-19, con un pico de 4 mil 578 pacientes hospitalizados el 12 de enero. El último informe del Servicio Nacional de Salud (NHS por sus siglas en inglés) reportó solo 447 nuevas admisiones.
Países como Holanda han optado por la estrategia más conservadora, la de dos vacunas, de allí que el paso sea más lento. Hoy tiene 700 mil dosis sin usar, es decir, a la que espera de que se cumpla el calendario de los vacunados en febrero para aplicarles la segunda tanda.
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